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Juan Morote

El arrebato del "zorro"

El PNV va a dejar a más de un millar de adeptos de cartera y chófer en la puñetera calle. Señores se acabó la bicoca, el "zorro" ya lo tiene López, ahora a buscar trabajo.

A estos chicos del PNV, como se dice en el mundo de los toros, les han dejado con el molde. Sólo que en este caso el molde no es un lance dibujado sin burel embistiendo, sino con la lista de amigos, recipiendarios de prebendas, bicocas, premios, ayudas, o subvenciones de todo tipo y condición compuestos y sin novia. Es decir, les han quitado el euskaldún zorro, o lo que es lo mismo el castellano zurrón o morral. Vamos, como si a un zagal lo dejan con el pan y sin chocolate el día de su santo, pero peor.

Así, hemos contemplado al otrora líder de la secta de los filonazis aranistas, Javier Arzalluz, preconizar la debacle revolucionaria en los que fueron sus dominios; no ha querido entender que su discurso, verbalizado por el ex lehendakari abertzale Ibarretxe, no ha sido capaz ni siquiera de aglutinar el voto independentista. No quiere reconocer que la no concurrencia de ETA a las elecciones les ha permitido una digna derrota en lugar de una humillación electoral, como sin duda merecían los que veneran al cretino de Sabino Arana. No obstante, unas elecciones sin asesinos no deberían ser noticia, sino norma.

Por su parte, apelaba el ilustre ex lehendakari, en su respuesta al discurso de investidura de Francisco Patxi López, a la falta de legitimidad social del candidato. Junto a lo anterior, se permitía el lujo –ya habitual por otro lado– de amenazar con enfrentarse a quienes pretendan armonizar los intereses de España con los del País Vasco, ya que él no es capaz de entender que la gente normal cree que los intereses del todo son coincidentes con los de una parte. En todo caso, olvida el ex lehendakari que el PSOE y el PP sumaron el pasado marzo el 44,80% de los votos emitidos en las elecciones. Aunque ya en aquel entonces, Urkullu acusó al PSOE, el día 4 de marzo, de pretender dar un golpe de estado institucional cuando trataba de cerrar un posible acuerdo de investidura con el PP.

Pese a todo lo anterior, no se engañe el lector, lo único que le duele al PNV de la derrota son dos cosas. La primera es que dentro de unas semanas asistiremos a la escenificación de una ruptura total en la estrategia abertzale; a la ETA no le queda más alternativa que poner tierra de por medio para no acabar disuelta en el mismo. Esto generará indudablemente la necesidad de un reposicionamiento ideológico de los aranistas, tendrán que optar entre focalizar su discurso en las tesis soberanistas, o sea, abertzalizarse perdiendo votos de los católicos de bien que aún les apoyan; o bien moderar su discurso cediendo la lúgubre antorcha soberanista a la izquierda abertzale, para lo cual necesitaban prescindir con urgencia de Ibarretxe. En ambos casos habrá una falla en las prietas filas peneuvistas.

La segunda, y mucho más dolorosa, radica en la pérdida de tantos puestos en la administración y empresas públicas: van a dejar a más de un millar de adeptos de cartera y chófer en la puñetera calle. Señores se acabó la bicoca, el "zorro" ya lo tiene López, ahora a buscar trabajo, y en una sociedad tan enfermizamente dependiente de la administración no va a ser fácil. Agur eta ondo ibili.

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