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Agapito Maestre

Secuestro de la democracia

El discurso del día de fiesta de Aznar me gusta, pero es sólo un adorno para que no se note que el PP, es decir, Rajoy, Camps, Arenas y todos los demás, han tragado con el secuestro de la nación española que han llevado a cabo nacionalistas y socialistas.

Múltiples son las imágenes de un político. De Aznar, sin embargo, domina una sobre todas las otras. Su imagen auténtica se superpone a las apócrifas que el propio Aznar tiene de sí mismo. Es un tipo político fiable; intenta dar coherencia vital, política e incluso intelectual a sus palabras. Aznar es de los pocos políticos que aún me merecen algún respeto ideológico; por eso, y sólo por eso, me detengo en sus declaraciones sobre el fallo del Constitucional en torno al Estatuto de Cataluña, que es, se mire como se mire, la expresión más relevante de las alianzas entre los socialistas y los nacionalistas para transformar la estructura del Estado, en realidad, para manipular las bases de la democracia, sin consultar a los españoles.

Aznar ha reaccionado varias veces, desde el famoso Pacto de Tinell de 2003, contra esa exclusión de la ciudadanía en general, y del PP en particular, de la vida política que es, sin duda alguna, tanto como decir el secuestro de la democracia. El diagnóstico de Aznar sobre ese secuestro siempre fue crítico y, sobre todo, pesimista; pero, ahora, a raíz del fallo del Tribunal Constitucional emite un pronóstico tan optimista y utópico que llama mi atención. Cree el presidente de FAES que esta sentencia debería dar por zanjada la revisión del modelo estatutario. Su propuesta no es otra que gracias a este fallo debemos "dar por concluida esta irresponsable deriva de inestabilidad y deterioro institucional". El desideratum de Aznar es respetable, pero me parece tan irreal como ilusorio y cómplice es el silencio de Rajoy sobre lo dicho por el Tribunal Constitucional, a todas luces, dirigido y controlado por Zapatero de principio a fin.

Ni el deseo de Aznar ni el silencio de Rajoy sobre el fallo del Tribunal Constitucional terminarán con la fortaleza que construyeron hace años, y con puño de hierro, los socialistas y los nacionalistas para encerrar el espíritu democrático de la Constitución. La reforma de los Estatutos ha acabado con la nación española como el principal sujeto político de la democracia. Los "ideales" de Aznar, expresado en los cursos de verano de FAES, y el "pragmatismo", o la callada por respuesta, de Rajoy son piezas maestras para anestesiar a la ciudadanía de que el propio PP hace ya tiempo se "enganchó" a ese pacto de socialistas y nacionalistas para reformar la Constitución, o mejor, asesinar a la nación española, sin contar con la ciudadanía.

Aznar, pues, se equivoca. El fallo del Tribunal Constitucional, lejos de traernos más estabilidad y tranquilidad institucional, abre el portón para todo tipo de tropelías antidemocráticas e irresponsabilidades políticas. El fallo es un espaldarazo a las "elites" políticas que han negado la realidad nacional española. El estatuto catalán, y sospecho que todos los que se han reformado en esta época de Zapatero, ha hurtado la base clave de la democracia: la nación española. He ahí la única realidad de la trágica política española. Todo lo demás son ganas de hacernos perder el tiempo. O aceptamos que los políticos, incluidos los del PP, están asesinando España de espalda a los españoles, o hacemos "moralina" aznarista.

El discurso del día de fiesta de Aznar me gusta, pero es sólo un adorno para que no se note que el PP, es decir, Rajoy, Camps, Arenas y todos los demás, han tragado con el secuestro de la nación española que han llevado a cabo nacionalistas y socialistas para las próximas generaciones. El silencio de Rajoy sobre el fallo del Tribunal Constitucional sólo tiene una interpretación: ¡Quién calla, otorga! El Estatuto de Cataluña, junto a otros estatutos "de segunda generación", diseñan una nueva Constitución española al margen de los españoles. El PP es tan irresponsable como los socialistas y nacionalistas de ese secuestro democrático. Vale.

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