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Agapito Maestre

Gestos y realidad

Los gestos terribles de Pérez Rubalcaba, tan teatrales como falsos, revelan su participación en la cosa.

El carácter agresivo de las fotos de Pérez Rubalcaba cuando fue preguntado en el Congreso de los Diputados sobre su "culpabilidad" por el caso Faisán, será histórico. Único. Esos gestos componen un compendio del histrionismo político del Gobierno socialista. La historia del socialismo español, como en general todas las historias de los partidos políticos, tiene una dimensión negra imposible de eludir para comprender el Gobierno actual de Rodríguez Zapatero. Al crecimiento de esa historia está contribuyendo de modo decisivo, sin duda alguna, la figura de Pérez Rubalcaba; de hecho, este personaje representa la continuidad entre la etapa más negra de Felipe González, cuando se perseguía de modo ilegal a los terroristas, y la más oscura de Rodríguez Zapatero, que siempre podemos caracterizar por la negación de la víctima del terrorismo y el cambalache político con ETA.

A nadie sensato, pues, se le escapa el significado político del caso Faisán; en otras palabras, escritas desde el sentido común, creo que detrás del chivatazo de la policía a los terroristas hay un delito claro del Gobierno español. La insistencia del PP en este asunto me parece ejemplar no sólo para defender la democracia, sino también para hacerse cargo de un asunto denunciado de modo contundente por los medios de comunicación. Lo publicado por la prensa es tan obvio que resulta ridículo buscar más pruebas de lo que es un chivatazo de la "policía española", o al menos de la parte de la policía que controla el Gobierno, a los etarras.

El caso Faisán, independientemente de lo que digan los jueces, ya ha pasado a la historia negra del PSOE. A veces, la contingencia de la vida política, en este caso unas imágenes, unas fotografías, en fin, unos gestos, como los del ministro del Interior, ponen en su sitio, en su oscuro lugar, a un Gobierno al que se le llena la boca de democracia, cuando en realidad está actuando de modo totalitario. Los gestos terribles de Pérez Rubalcaba, tan teatrales como falsos, revelan su participación en la cosa. En efecto, si la política es pura escenificación, teatro, podrían esas fotos ser presentadas como la prueba principal de su responsabilidad en el caso Faisán.

La sobreactuación de Pérez Rubalcaba fue propia de un histrión, de alguien que no cree una sola palabra de lo que dice. En fin, los gestos desafiantes de Pérez Rubalcaba, en el Congreso de los Diputados, puede que produzcan miedo a quienes desconozcan la historia negra del socialismo español, pero también confirmación de una continuidad en la historia trágica de España.

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