Efectivamente, tienes razón. Vaya ejemplo que dan los gobernantes que ningunean al Tribunal Supremo.
¡En qué manos estamos!
La discreción y secreto que los EEUU han tenido con la operación del ataque a Obama Ben Laden, ha sido el factor fundamental para tener éxito.
Si lo hubiesen comunicado a Pakistán, Afganistán, a ZP o a Rubalcaba sus intenciones, seguro que alguno de los dos últimos, por inercia, habría dado el chivatazo o soplo, para que Ben Laden eludiera la acción justiciera.
En la medida en la que, ajeno a cualquier competencia jurídica, se me pueda permitir escribirlo, yo, si me tuviera que atener a la estricta juridicidad de los argumentos, hubiera sido uno de los jueces discrepantes en las recientes sentencias del TS sobre la ilegalización de Sortu y de Bildu. Por otra parte, ayer y hoy, estamos asistiendo al debate en los medios y en los agentes políticos sobre la juridicidad de la ejecución de Bin Laden a manos de un comando estadounidense en tierras del Pakistán. Podemos establecer, en el plano de la juridicidad, una analogía, si bien relativa: la de que las leyes del derecho positivo no bastan - mal que les pese a los teóricos del derecho estatuido- para proteger a la sociedad real en determinadas situaciones que se nos imponen en el devenir de los días. Ya sé que se ha elevado a dogma la expresión "el fin no justifica los medios"; sin embargo, es mi opinión que ese "dogma" ha sido repetidamente contradicho y desautorizado por la realidad histórica. Principios éticos, en buena parte de génesis histórica, y las cambiantes realidades presentes deberían cohonestarse. Cristina, al hilo de su estimulante artículo, admítame esta pequeña divagación.
Con admiración y afecto.