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Adolfo D. Lozano

Seis amenazas para una buena piel

Tu estilo de vida puede rivalizar en importancia con tu perfumería o salón de belleza para tener un aspecto radiante.

Dicen que nuestro aspecto físico es nuestra carta de presentación. Y no deja de ser cierto. También dicen que las arrugas y líneas de expresión son bellas porque denotan que hemos vivido y disfrutado de la vida. Sin embargo, esto no es del todo cierto. Nuestro deteriorado aspecto cutáneo también es fiel reflejo de seguir una dieta inapropiada –a la que denomino proinflamatoria–, fumar o no dormir lo suficiente.

El estilo de vida cuenta, y para nuestra piel también. Tras años escribiendo sobre la importancia del estilo de vida, como el que supone el estilo nutricional, y su impacto directo en problemas como la enfermedad cardiovascular, la diabetes, el Alzheimer o el cáncer, he comprobado que mi alerta y mensaje a veces fallan. En tales casos, hablar de su impacto en nuestro aspecto físico, nuestra piel y nuestra belleza suele captar una atención renovada. Y es que si oír hablar del Alzheimer o un cáncer suele sonar lejano, la preocupación por el aspecto físico está presente en el día a día. Pues todos somos conscientes de qué aspecto nos deja una noche sin dormir, o una de fiesta plagada de alcohol. No precisamente el aspecto que querríamos tener en la boda de nuestro mejor amigo. En definitiva, es la vanidad la que muchas veces acaba salvando mi mensaje. Y no seamos hipócritas pues, ¿quién no preferiría no tener ojeras, acné o manchas cutáneas?

Si queremos cuidar nuestra piel, tendremos que protegerla al menos de las siguientes amenazas.

1. Una dieta proinflamatoria

Ésta se caracteriza sobre todo por una sobreabundancia de carbohidratos, especialmente refinados como azúcar, lo cual acaba desembocando en hiperinsulinemia. Desde el punto de vista del cuidado de la piel, una dieta semejante inflige un daño en todos los frentes relevantes. En primer lugar, la glucosa alta produce radicales libres, esto es, oxidación. En segundo lugar, inflamación: estimulada tanto por los radicales libres previos como aún más importante por la propia insulina alta. En tercer lugar, la glicación, que posiblemente sea la fase más relevante para explicar las arrugas cutáneas. Simplificando, consiste en el ataque a moléculas de proteína por parte de la glucosa. Algunos denominan este proceso caramelización. Piensa en algo caramelizado, ¿cómo es? Rígido y arrugado. Y es que la glicación deteriora los órganos y ocasiona directamente la aparición de arrugas cutáneas.

2. Estrés

Si bajo momentos críticos de estrés has sufrido de erupciones de acné, rojeces, picores o agravamiento de problemas cutáneos como rosácea o psoriasis puedes probablemente establecer relaciones de causa-efecto. Precisamente para establecer estas relaciones en estas cuestiones existe la psicodermatología, un nuevo campo entre la psicología y la dermatología. Una de las universidades más avanzadas en esta disciplina es la de Miami. El doctor Mayoral, de esta universidad, explica que el cortisol (llamada hormona del estrés) anima la sobreproducción sebácea. Un estudio de 2001 de Archives of Dermatology relacionaba el estrés con un efecto negativo en la función barrera de la piel. Aparte de los consabidos remedios contra el estrés, propongo uno que parece empezar a ponerse de moda en los estudios publicados: la ecoterapia, que supone sumergirse de lleno en la naturaleza.

3. Sobreexposición solar

Todos mis lectores saben de la importancia para la salud de tomar algo de Sol. Pero quienes se preocupan por su piel, puede que sigan dudosos (creo innecesario reproducir los perjuicios de envejecimiento de la exposición solar sin protección). Mi propuesta en tal caso es emplear los minutos diarios necesarios en las horas centrales de los días estivales para exponer zonas de piel distintas del rostro, cuello y manos. Hay que tener en cuenta que toda superficie cutánea es igualmente válida para generar vitamina D, y la del rostro no llega ni al 10% de toda la de nuestro cuerpo.

4. Fumar

Decir que alguien tiene piel de fumador, es cualquier cosa menos apreciativo. Se cree que con cada calada de cigarrillo se producen un billón de radicales libres en nuestros pulmones. Se sabe también que fumar agota nuestras reservas de vitamina C, fundamental para la formación de colágeno. Como vasoconstrictor, reduce la circulación en los vasos sanguíneos, lo que redunda en que nuestra piel pierda su vitalidad. Dejar de fumar es una de las mejores cosas que puedes hacer por tu salud. Y también por tu belleza.

5. Falta de sueño

El insomnio crónico favorece el eczema, la psoriasis y el envejecimiento cutáneo prematuro. Ya lo decía Estée Lauder: "la mejor cura de belleza es dormir".

6. Sobreconsumo de alcohol

Mucha gente cree que el principal problema con el alcohol para la piel es que la deshidrata y todo se soluciona añadiendo más agua. Pero sus perjuicios van mucho más allá. Y es que el alcohol acaba promoviendo la inflamación. El alcohol está compuesto por aldehídos que dañan las membranas celulares y, al igual que la glucosa, animan la glicación. El alcohol sobredilata los vasos sanguíneos de la piel, de ahí que la piel de alcohólico se caracterice por el enrojecimiento facial. Ocasionales y moderadas dosis de bebidas como particularmente el vino parecen ofrecer muchos más beneficios que perjuicios. Como en muchas otras cosas, la moderación y limitación parecen clave.

Para muchos puede ser un descubrimiento hasta qué punto tu estilo de vida puede rivalizar en importancia con tu perfumería o salón de belleza para tener un aspecto radiante. Dicen que la salud interna irradia también exteriormente. Los seguidores de una dieta y estilo de vida antiinflamatorios saben que no puede ser más cierto.

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