Antonio Gayo suscita otra vez el rechazo que le supone oír la expresión usual de "veremos a ver". Ciertamente, es horrísona. La correcta es "vamos a ver". La utilizan mucho, con ironía, algunos amigos ciegos. Igual que se despiden con "hasta más ver". En castellano la acción de "ver" la hacemos equivaler muchas veces a conocimiento. Es raro que no digamos "oír". Por cierto, lo de "oír" está siendo arrumbado por "escuchar", que no es lo mismo.
Sobre la expresión "marear la perdiz", Ignacio Frías propone otra interpretación. Al parecer, las aves rapaces acosan a las perdices para que se cansen antes de hacerse con ellas. De esa forma la carne de perdiz resulta más sabrosa. La historia es bonita, pero me parece inverosímil. Que hablen los cazadores.
Luis Cáceres comenta la famosa historia de Camilo José Cela sobre la diferencia entre "estar dormido y estar durmiendo". Don Luis sostiene que procede de Silvela. Sea como fuere, don Luis reconoce que, efectivamente, no es lo mismo estar dormido que estar durmiendo. Cierto es. Por lo mismo se podría advertir que difiere mucho "estar visto" que "estar viendo" o "estar ido" frente a "estar yendo". La cosa no tiene mayor sentido, excepto que en el caso de Cela dio pie a un divertido comentario lúbrico. Una vez más, la gracia del habla está en la polisemia de las palabras, las frases y las comparaciones. Juan J. Carballal trae esta expresión oída a su nieta de nueve años: "se está haciendo el despierto". Es un hallazgo.
Son innúmeras las locuciones del habla corriente que merecerían un comentario. Por ejemplo, no basta con decir "desde la niñez". Hay que decir "desde la más tierna infancia", que parece más poético. Por lo mismo, los "niños" ya no son tales; en su lugar se dice "los más pequeños". Creo que es un catalanismo.
Me siguen fascinando las expresiones extraídas de los documentos jurídicos. Es una literatura que siempre ha tenido un gran prestigio. Hay que ver lo campanudo que queda lo de "a beneficio de inventario" (=sin excesivas obligaciones) o "a mayor abundamiento" (=además). En lugar de "antes" parece más solemne lo de "anteriormente" o incluso "más pronto que tarde". Por lo mismo, "posteriormente" se prefiere a "después". La regla es que el alargamiento de las palabras o las locuciones confiere un no sé qué de refinamiento o de cultura. Todo falso, claro. Pero recuérdese que hablamos no solo para comunicarnos sino para presumir.
José Olaria me envía un sabroso comentario sobre algunas manifestaciones de la jerga de los economistas. Por ejemplo, "inversión productiva" (un pleonasmo), "políticas" (cuando solo hay una política con diversas medidas), "economía sostenible" o "crecimiento negativo". Para "economía sostenible" yo he propuesto "economía perdurable", que es lo que quiere decir, que se asegura en el tiempo.

