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Agapito Maestre

La rabia resentida

La ira, verdadero patrimonio violento de la izquierda en todas sus épocas, hoy está vacía. La santa ira bíblica tenía alguna razón, su secularización revolucionaria quizá tuvo alguna viabilidad, pero en la nueva etapa de España está desacreditada

Están rabiosos. Están movilizados permanentemente. Pero esta vez no obtendrán los éxitos que vinieron, dicho sea para avivar la memoria democrática, después del 23-F y del 11-M. Las condiciones históricas han variado radicalmente. España es muy otra. La gente ha aprendido mucho. La ciudadanía no ha olvidado todavía que las dos últimas legislaturas representan la peor etapa de la historia de la democracia. Tampoco han olvidado que Rubalcaba ha sido uno de los principales protagonistas de ese negro período.

No obstante, el PSOE se ríe, como todos los cínicos políticos, con maldad: ¡Cuánto peor para la nación española, sin duda alguna, mejor le irán a los socialistas! El PSOE, pues, está en su salsa: compatibiliza el manejo de las grandes empresas del capitalismo español con la ocupación violenta de las calles. Sin embargo, no les auguro grandes triunfos a corto, medio y largo plazo, porque la rabia actual, la ira y la violencia que expresan son  absolutamente cínicas. No tienen un mínimo de credibilidad. Es rabia babosa. Infame. Cualquier ciudadano con un poco de sentido común no dejará de condenarla.
 
Esa ira, verdadero patrimonio violento de la izquierda en todas sus épocas, hoy está totalmente vacía. La santa ira bíblica tenía alguna razón, su secularización revolucionaria quizá tuvo alguna viabilidad en otras épocas,  pero en la nueva etapa de España está totalmente desacreditada. Muerta. La ira actual no reivindica nada. Sólo destruye. Estamos ante el odio del resentido, del incapaz de reconocer que hay gentes que pueden hacerlo mejor que ellos… El PSOE y los sindicalistas y, por supuesto, muchos de sus seguidores no soportan al PP en el poder y, sobre todo, no soportan psicológicamente que esté dando soluciones para salir de la crisis y, menos aún, quieren reconocer que Rajoy es capaz de dar continuidad a lo que inició tentativamente Zapatero en su último año en el poder, es decir, ser un gobernante serio y riguroso de acuerdo con sus socios de la UE.
 
A pesar de todo, es menester reconocer que hoy, mañana y quizá pasado mañana, la algarada callejera propia de "política" revolucionaria está teniendo éxito. Sí, sí, de modo inmediato está triunfando Pérez Rubalcaba. Es su destino: acumular odio, ira y rencor en las calles para hacer saltar al gobierno del poder. Reducido casi a nada por la mayoría absoluta del PP, sin poder en las instituciones políticas ni en los mesogobiernos autonómicos y locales, el PSOE con el apoyo de sus sindicatos se dedica a incendiar España. Despreciando los canales de la democracia, alimenta el "santo furor" de la población que, como decía el revolucionario y criminal Marat, en 1789, es la mejor vía de la violencia revolucionaria. Sin duda alguna, los gestos primitivos del "santo furor" están triunfando; basta ver la ocupación salvaje de edificios públicos, las agresiones a las fuerzas del orden, la quema de mobiliario urbano y el ataque a la propiedad privada y pública, etcétera, para saber que es el camino propiciado por los socialistas y sus  "sindicatos de clase".
 
¿Tendrá éxito a medio plazo esta táctica? No. Muchas razones podría dar para justificar mi negación. Aquí tienen una y sencilla: Para que triunfe una vía revolucionaria se requiere la creación de un concepto de nueva sociedad. Este “concepto” hoy es inexistente en España en particular, y en el mundo en general.
 
El Sr. Maestre es filósofo y escritor. Su último libro publicado es La escritura de la política (2012). Miembro del panel de Opinión de Libertad Digital y comentarista de esRadio.

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