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Juan Carlos Girauta

Mirando a Escocia

Aunque Rajoy no sea Cameron, preside el Gobierno de un país soberano. Mas, no. Oh...

Aunque Rajoy no sea Cameron, preside el Gobierno de un país soberano. Mas, no. Oh...

El portavoz del Gobierno catalán, Francesc Homs, sectario en un Gobierno de secta, temerario en el liceo de la temeridad y engreído en la academia del engreimiento, lamenta que Rajoy no sea Cameron. Yo lamento enormemente que a Mas no se le trate como a Salmond. Y que Homs no sea nada de lo que le atribuyen sus cargos, porque, además de portavoz, don Francesc es conseller de Presidencia, departamento provisto de una Secretaría de Asuntos Exteriores y de la Unión Europea.

Más allá de las célebres embajaditas, de Homs depende una diplomacia bufa que recibe el nombre de Diplocat y que cosechó su primer ridículo internacional con motivo de unas jornadas en París para internacionalizar el conflicto (así, con todo ese pringue semántico, se le llama en Cataluña a ir contando por el mundo cuán sojuzgados y expoliados estamos los catalanes, y cómo pensamos largarnos de España a la primera de cambio). El plan era que Mas cenara en París con el ministro de Defensa francés. ¡Menuda foto! Es importante recordar que el Consejo Asesor para la Transición Nacional, otro órgano oficial que pende del departamento de Homs, tiene previsto emitir un informe sobre la defensa de una Cataluña independiente. Pues bien, el ministro francés del ramo le dio fiesta a Mas, le dio fuet, le dio plantón. Aunque Rajoy no sea Cameron, preside el Gobierno de un país soberano. Mas, no. Oh...

El verdadero problema de Homs cuando se espeja en el proceso escocés es que Cataluña no es Escocia, reino independiente durante tres siglos, que no puede esgrimir un Acta de Unión, que no ha recibido el tratamiento de nación sin solución de continuidad. Una lástima. Con todo, yo también siento mucho que Rajoy no sea Cameron. Porque si lo fuera, hace mucho que se estaría denunciado (en TVE, para empezar) la gran mentira del nacionalismo catalán: la supuesta permanencia en la UE de una Cataluña independiente. El señor Salmond quiso vender la misma burra a los escoceses; citó informes legales que avalarían su posición y, como la mentira no tiene allí tan buena acogida como aquí, al final tuvo que desdecirse con publicidad y vergüenza. Hoy, los escoceses saben a ciencia cierta que la secesión los saca de la UE. Creo que Homs, máximo responsable de los "Asuntos Exteriores" del Gobierno catalán, debería empezar por renunciar a la mentira y aclarar esta cuestión. Sería un primer paso para que los procesos escocés y catalán se acercaran según su deseo.

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