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Daniel Rodríguez Herrera

Los prejuicios y la violación de Málaga

No deberíamos dejarnos llevar por los prejuicios para apoyar una determinada posición ideológica, aunque algunos no saben hacer otra cosa.

No deberíamos dejarnos llevar por los prejuicios para apoyar una determinada posición ideológica, aunque algunos no saben hacer otra cosa.

Todos tenemos prejuicios. Quien diga lo contrario miente. Muéstrame una persona sin prejuicios y será una persona en coma profundo. Un prejuicio no es más que una valoración inicial hecha cuando no tenemos suficientes datos como para hacer un juicio de verdad. Como resulta impracticable esperar siempre a tener datos antes de actuar, pues lo hacemos con prejuicios. Es normal. Quien oyese en la selva un rugido y en lugar de huir despavorido se esperara a tener datos fehacientes sobre si el animal que ruge es peligroso seguramente no legaría sus genes a la siguiente generación.

Difícilmente, por tanto, puede ser condenable presuponer que hace unos días cinco bestias habían violado a una joven en Málaga, ni desear que los que entonces creíamos culpables lo pagaran de alguna forma especialmente dolorosa y lesiva para con su masculinidad. Pero el riesgo que tienen los prejuicios es que se conviertan en supersticiones, de modo que sigan guiándonos incluso cuando ya tenemos datos que los contradicen. Eso, y no otra cosa, es lo que ha sucedido estos días, en que la gente que se ha enterado de la noticia se ha dividido en dos: quienes creen la versión inicial, basada en la palabra y las lesiones de la presunta víctima, y quienes han optado por suponer que, si tras ver una grabación en vídeo de los hechos y tomar declaración a otros cinco testigos, la jueza ha optado por archivar el caso con el apoyo del fiscal y hasta del abogado de la acusación, es posible que no haya existido violación.

Como Jon Nieve, en realidad ni unos ni otros sabemos nada. Lo que ha pasado sólo lo sabrán a ciencia cierta los implicados, y eso suponiendo que el alcohol u otras drogas no les hayan emborronado el juicio y la memoria. Pero quienes creemos que no ha existido violación nos basamos en las conclusiones que han sacado varios profesionales especializados con acceso a toda la información del caso. En cambio, quienes siguen dando por sentado que ha habido una violación se basan en prejuicios, ya sea porque no se fían en general de los gitanos, ya sea porque apoyan a la mujer sí o sí, ya sea porque se piensen que jueza, fiscal y abogado son unos machistas todos, ya sea porque sienten más empatía hacia ella que hacia los denunciados... todos ellos prejuicios muy extendidos por la sociedad, pero que son eso, prejuicios. Y se agarran a cualquier atisbo de información que pueda darles la razón, aunque haya sido desmentida después, aunque no esté confirmada, inventándose teorías cada vez más alambicadas que justifiquen sus conclusiones tomadas a priori.

Todos tenemos prejuicios. Pero no podría ni contar la de veces que me han llevado a la conclusión equivocada, y cualquiera que fuera suficientemente honesto consigo mismo llegaría a la misma conclusión. Así que no deberíamos dejarnos llevar por ellos para apoyar una determinada posición ideológica, aunque algunos no saben hacer otra cosa.

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