La creciente fortaleza de Podemos no deja de ser una indeseable reacción a la decadente y degenerada evolución de buena parte de nuestra clase política, muy especialmente la los dos grandes partidos supuestamente nacionales. Por ello, y por temible que sea la posibilidad de un gobierno de frente popular que tuviera como centro a los comunistas de Pablo Iglesias, el miedo a los síntomas jamás debe ser utilizado para negarse a aceptar la existencia de la enfermedad. Como ya señalé en otra ocasión, "no habrá mayor triunfo para la degeneración del statu quo que el que nos sintamos obligados a renunciar a la regeneración por temor a la revolución."
Arriola y demás estrategas del PP, después de haber dado cancha a Podemos, han simulado quitarle importancia como si de un partido de frikis se tratara. Pero no nos engañemos. Claro que utilizan y van a seguir utilizando cada vez más el miedo al frente popular como forma de recuperar a buena parte del electorado tradicional del PP que se ha hartado de sus felonías. Esa llamada a votar al PP como supuesto mal menor irá de la mano de una apelación al "voto útil" favorecida por la suicida dispersión de formaciones regeneracionistas como Ciudadanos, UPyD y Vox.
De hecho, la apreciable e inmerecida recuperación del PP en los últimos sondeos electorales después de su monumental batacazo en las europeas, aunque sea todavía insuficiente para garantizarle la continuidad en el gobierno, no se debe tanto a una recuperación económica, que una inmensa mayoría sigue sin ver por ninguna parte, o a positivos cambios en la acción del gobierno que le hayan llevado a reconciliarse con su electorado tradicional. No. La recuperación del partido de Rajoy en las encuestas se debe, lamentablemente, al hecho de que muchos cuídanos que dieron la espalda a este partido en las europeas están dispuestos a volverlo a votar por temor a Podemos y por el lamentable espectáculo de falta de unidad que están ofreciendo UPyD, Ciudadanos y Vox, tres formaciones regeneracionistas llamadas a entenderse que, sin embargo, se presentan en candidaturas separadas.
Claro que hay que temer a los antisistema de Podemos, pero no tanto como para salir en ayuda de quienes mantienen enfermo al sistema y se niegan a regenerarlo. Esperemos que los que creen que la solución no está en matar al perro ni en negar su enfermedad aúnen fuerzas para curarle la preocupante rabia que padece. En caso contrario, el panorama seguirá siendo terrorífico, y no precisamente por culpa de Pablo Iglesias.

