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Agapito Maestre

Del caos a Rajoy

El país funciona como un reloj suizo y Rajoy gobernará hasta el fin de los tiempos. El relato es de risa.

Del caos a Rajoy es como pasar de progreso milenario, o sea de los altibajos de la humanidad, al progreso improductivo, algo así, según diría el maestro Gabriel Zaid, como acostumbrarse a vivir al margen de una vida mejor o descontenta de sus efectos contraproducentes. España ha pasado un año de agonía. Hemos estado más de once meses con un gobierno en funciones, o sea sin gobierno de verdad. Nada había seguro salvo que el sistema político entero estaba en peligro. Pero en poco menos de un mes, casi por arte de magia, la prensa afín al PP, o sea, todos los que viven de las ayudas gubernamentales, han empezado a vender la peregrina ocurrencia de que Rajoy estará doce años o más en el Gobierno. Da vergüenza leer este tipo de noticias. La inestabilidad domina la política española, pero de repente todo está resuelto por el "grandioso" liderazgo de Rajoy. Nadie sabe qué pasará mañana en la política española, pero se nos vende el embeleco de la estabilidad como un nuevo bálsamo de fierabrás.

Tenemos un gobierno de milagro, todavía no se han aprobado los Presupuestos Generales del Estado, las Cortes son incapaces de legislar nada, los partidos políticos están abiertos en canal, la justicia está al servicio de los poderosos y los corruptos, la prensa es incapaz de informar de los asuntos más elementales con un poco de rigor, por ejemplo, es casi imposible enterarse del sistema de elección que tiene Podemos para elegir a sus cargos, la crisis de la educación, desde la escuela a la Universidad, es caótica, nuestras minorías intelectuales son inexistentes, sobre todo, si las comparamos con las de la España de los años veinte del siglo pasado. En fin, todo eso que Ortega, llamó en 1914, la España oficial está en almoneda, pero hoy se nos vende que todo está resuelto. El país funciona como un reloj suizo y Rajoy gobernará hasta el fin de los tiempos. El relato es de risa, pero si fuera verdad, sería para marcharse a los Antípodas.

Es patética la situación del sistema político. La apariencia domina sobre la realidad. La corrupción organizada sigue sin atajarse, la incompetencia es fomentada por el gobierno de España y, ahora, por si no teníamos bastante, construyen la terrible ficción de que no hay otra salida para el próximo milenio que Rajoy. Basta ya de engañifas. Regresemos a la realidad. Recordemos lo que todo el mundo sabe: los salarios de los españoles son de miseria, los jóvenes más preparados de España trabajan en el extranjero, no sabemos si las próximas generaciones cobrarán las pensiones de jubilación, la gestión de las instituciones es lamentable, el rollo de lo políticamente correcto está acabando con los maestros, los buenos libros, los ideales más sencillos de los españoles están desapareciendo y la aspiración a vivir más holgadamente ya no existen… En fin, la época amenaza ruina, pero la ideología, el engaño y la mala baba se concentran en una burda afirmación: Rajoy gobernará otros ocho años o más…

Nadie tiene claro qué pasará mañana en Europa, pero aquí todo está tranquilo y sosegado. Vivimos en un mundo fantasmagórico. Esto empieza a parecerse al fin de la España de la Restauración. Todo está poblado de fantasmas. La repetición de lo peor del pasado nos determina. La España sin horizontes, la España de A3 Media y de la 13TV, de El Paísy la Cope, de los ateos y de los curas, de los melifluos y los violentos, es tan patética como Cebrián sometido a un interrogatorio por un periodista de la Sexta (mal, muy mal, tiene que estar la prensa, cuando uno de sus reyezuelos, uno de sus principales déspotas de estos cuarenta años, se dejó entrevistar en la Sexta para vender sus memorias o como se llame ese libro). Todo es ruina. La gente no aspira a otra cosa que mantenerse más o menos tan mal como el año pasado. Adaptarse a las miserias es el objetivo principal de la población. Es un país sin esperanzas y, sobre todo, sin vitalidad, pero los medios del PP y sus afines nos venden que aquí no pasa nada. Rajoy seguirá en el Gobierno hasta el día del juicio final. Hemos pasado de la absoluta inestabilidad a ser una balsa de aceite. Una vez más, como en las peores etapas de nuestra historia, estamos entrando en un profundo letargo. Y, encima, los infames separatistas poniendo banderines separatistas en las carrozas de los Reyes Magos. ¿Quién habla de progreso? Regresemos al purgatorio para redimir nuestras penas.

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