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Agapito Maestre

El poder en vilo y Rajoy en la poltrona

El nivel de encanallamiento del país nadie lo maneja mejor que el propio Rajoy.

El poder, el genuino poder democrático, siempre está en vilo, pendiente de legitimación, pero al hombre poderoso, al político aferrado al poder por el poder, solo le basta tener la cabeza fría y conocer un par de triquiñuelas de la democracia. Ahí tienen el caso de Rajoy. Es de libro. Permítanme que me explique con un poco de dramatismo. Si es verdad que el juego de los golpistas catalanes contra la democracia española es tolerado por el presidente del Gobierno de España, entonces la pregunta es obvia: "¿Es Rajoy un irresponsable que nos conduce a la destrucción de la democracia postfranquista?". La respuesta también es evidente. Y, sin embargo, este político viejísimo, lleva toda su vida en las instituciones públicas, y desprestigiado, entre las gentes más versadas en la historia de España y Europa, que estaría destruyendo a su partido, a la nación y, en fin, al vínculo común que crearon las elites políticas de la izquierda y la derecha para construir un sistema democrático, podría ganar otra vez las elecciones, e incluso obtener una mayoría absoluta con los votos de los liberal-demócratas de C's, si se adelantaran los comicios bien por el regreso de Pedro Sánchez a la Secretaria General del PSOE, bien porque el propio Rajoy los provocara o, en fin, por cualquier otra contingencia histórica.

Rajoy aparece, otra vez, ante millones de españoles como alguien invencible. Y, seguramente, lo es, porque el nivel de encanallamiento del país nadie lo maneja mejor que el propio Rajoy. Sí, nadie mejor que el presidente del gobierno de España, entre los dirigentes políticos de este país, sabe que a millones de españoles les va la marcha de vivir envilecidos, o sea, aceptar algo de buen grado aunque les parezca indebido o irregular. Resulta extraño, sí, pero es plausible y, por tanto, tiene verosimilitud mantener que Rajoy podría ganar fácilmente las elecciones, según todas las encuestas que se manejan. No pongan, queridos lectores, el grito en el cielo y reconozcan sencillamente lo real. Sean, por favor, conscientes de que la política es mucho más real que cualquier ciencia, porque nos enfrenta a situaciones únicas, singulares y extrañas a nuestras propias querencias, deseos e ideales.

Sí, el mismo hombre que ha contribuido de modo decisivo a crear esta situación de caos, drama y perplejidad ante el fin de la democracia postfranquista, ganaría otra vez las elecciones. Seamos realistas y sumisos a los hechos: Rajoy, hoy por hoy, volvería a ganar las elecciones. La explicación, reitero, es sencilla: Rajoy tiene la cabeza más fría que el resto de sus competidores. Reconozcamos que hay que ser muy frío y, por supuesto, muy cruel para saber que será votado, incluso se le augura que crecerá en votos y escaños, porque los españoles prefieren vivir encanallados, es decir, aceptando a alguien que nos ha llevado a una situación absolutamente irregular e indebida, antes que votar a personas como Iglesias, Ribera o Sánchez.

Felicitemos, sí, a Rajoy y los suyos, porque son más sabios que el resto de partidos políticos en asuntos de formas envilecidas de vida política. Y, además, conocen mejor que los otros la principal técnica para ganar elecciones: el procedimiento electoral. Por cierto, ¿no iban a cambiar el procedimiento electoral los de C’s?… Cabeza fría para clarificar el caos que uno crea y conocimiento del sistema electoral son bases más que suficientes para que un político viejo, viejísimo, y desprestigiado, entre los linces del análisis político, como es Rajoy, se mantenga en el poder y, además, dé lecciones de política a otros presidentes de gobierno en el Viejo Continente. Así está Europa…

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