Menú
Pablo Planas

La verdad del pantumaca

En Cataluña ya se puede tomar la leche directamente de la ubre, conquista republicana que manifiesta el carácter esencialista y tractoriano del movimiento amarillo.

En Cataluña ya se puede tomar la leche directamente de la ubre, conquista republicana que manifiesta el carácter esencialista y tractoriano del movimiento amarillo.
Teresa Jordà, bebiendo leche sin pasteurizar | Twitter

El Gobierno de la Generalidad catalana ha dictado un decreto mediante el cual se autoriza la venta al detalle de la leche sin pasteurizar, medida que les parece estupenda a los payeses que tanto han contribuido a la construcción de la república catalana con sus tractores colapsando las carreteras. El Onze de Setembre de este año estará dedicado a los presos golpistas, si es que todavía hay presos, y a los bravos tractoristas que representaban a la Cataluña de kilómetro cero en los fastos norcoreanos de los últimos años.

El caso es que en Cataluña ya se puede tomar la leche directamente de la ubre, conquista republicana que manifiesta el carácter esencialista y tractoriano del movimiento amarillo. La consejera del ramo del agro, Teresa Jordà, de la Esquerra, predica con el ejemplo y, ante los reparos científicos y sanitarios, se atizó un vaso de leche cruda para acto seguido declarar:

Beber leche cruda es tan seguro como comer una pata de pollo que lleve cuatro semanas en la nevera.

El pollo a la faisandé, ese es el nivel del Gobierno de Quim Torra, el viajante de ratafía que el día del congreso del PDeCAT llevaba una estampita de Churchill en la solapa, al lado de la cruz de hierro amarillo. El hombre se dice seriamente preocupado por una supuesta oleada de ataques fascistas. Se le vienen a la mente constantemente las imágenes del conductor deprimido de Vich arrollando las cruces amarillas de la plaza de Vich. Está dispuesto Torra a plantar cara al franquismo. No nos rendiremos jamás. Sangre, sudor y lágrimas. Gandhi, Mandela, Lincoln, Moisés, Rosa Parks y ahora Churchill. Es un clásico del nacionalismo. Todos los presidentes de la Generalidad se creen Napoleón. Puigdemont el que más.

La autorización de la venta de leche cruda es un ejercicio de soberanía alimentaria, un acto de autodeterminación radical, la prueba de que la república catalana va en serio. No se trata de una anécdota. El sistema autonómico español es tan abierto que permite que las autonomías decidan lo que se puede beber y comer o no aun a riesgo de la higiene pública. También acepta que los Gobiernos regionales impongan en los colegios que la tierra es plana o que Cataluña es una nación, de momento región en la que las cárceles están administradas por la Generalidad de una manera perfectamente ajustada a la Constitución.

En relación a la producción de Cantabria, Asturias y Galicia, la leche cruda catalana es una cosa bastante relativa como para correr el riesgo de paladearla a pelo. Además, si en el resto de España se pudiera vender leche sin control sanitario, seguro que en Cataluña eso mismo estaría prohibido. El caso es parecer distinto, aunque sea a costa de envenenarse con licores de hierbas o leches infestadas de patógenos, heces mamíferas incluidas.

El nacionalismo tiene acreditada experiencia en cargarse sectores agroalimentarios. Lo han demostrado con el cava. Las grandes bodegas ya son alemanas o americanas. Las han comprado a precio de saldo fondos abstractos después de que el olvidado Carod Rovira desencadenara la guerra del cava diciendo que Madrid era un mierda cuando la capital optaba a organizar unos Juegos Olímpicos.

Ahora van a por la leche y lo que quede del negocio de la ratafía. Quieren arrasarlo todo, pero el pan con tomate resiste. Todo el mundo sabe que es un hallazgo murciano, la manera de adecentar el pan duro que los ancestros de Torra y Jordà tiraban a los trabajadores que construyeron el metro de Barcelona en los años veinte del siglo pasado. Ni siquiera el historiador Cucurull, el que dice que Colón, Cervantes y santa Teresa eran catalanes, tiene una teoría alternativa ante tan irrefutable hecho. ¿Independencia? Se comerían los mocos.

Temas

En España

    0
    comentarios