
Tremebunda ControVersia la de esta semana, sobre un tema de hondo calado social. Las chanclas. ¿Hay que erradicarlas? ¿Hay que defenderlas? ¿Es urgente un decreto-ley para regular su uso? El caso es que las posturas de Fray Josepho y Monsieur de Sans-Foy al respecto son irreconciliables.
¿Y ustedes qué opinan?
¡OS AMO, CHANCLETAS!
por Fray Josepho
Chancletas vulgares,
humildes y escuetas,
benditas chancletas
que suenan flip-flop.
Sencillo calzado,
común y corriente,
que lleva la gente
simpática y pop.
Las cómodas chanclas,
fresquitas e higiénicas.
Las chanclas edénicas
de estilo informal.
Chancletas ligeras,
chancletas baratas,
gustosas y gratas
en tiempo estival.
Chancletas de dedo,
genuinas y fieles,
que a nuestros pinreles
complacen, Mesié.
Las chanclas benéficas,
alegres y sanas,
las más campechanas
amigas del pie.
Defiendo esas chanclas
de porte liviano,
sin las que el verano
sería un horror.
¡Os amo, chancletas,
vivaces, sonoras,
comunicadoras
de holgura y frescor!
LOS CABALLEROS NO USAN CHANCLETAS
por Monsieur de Sans-Foy
En mis lejanos días infantiles,
chancletas del aspecto que lleváis
ornaban los pinreles samuráis,
espejo de virtudes varoniles.
Hoy, veo chancletófilos a miles:
las llevan las marujas y juláis,
(ya sean mujerófilos o gays)
al aire, rematando los perniles.
El fraile, en pantalones de pirata,
ni zueco ni sandalia ni alpargata...
(Que no sé ni por qué me escandalizo).
¡Adónde coño vas con tus chancletas,
descrédito y baldón de los poetas...
más basto que el helado de chorizo!
