
Yo sé que el rey Juan Carlos no era un santo.
Sé que mató gacelas y elefantes.
Y sé que tuvo múltiples amantes.
Caza mayor la suya, por lo tanto.
Yo sé que provocaron mucho llanto
sus modos egoístas y arrogantes.
Y de sus gatuperios abundantes
sé el cómo, el dónde, el qué… e incluso el cuánto.
Yo sé que el hoy anciano rey emérito
solía maniobrar en el pretérito,
torciendo la política española.
Yo sé que sus pecados son la tira,
pero me juego un huevo a que es mentira
lo de tocarle el pecho a la Rahola.