El PSOE lleva lustros tratando de acabar con la independencia fiscal de Madrid. Ya Susana Díaz, con María Jesús Montero de consejera de Hacienda andaluza, se quejó de lo “bajos” que son los impuestos en Madrid. Es mentira. Y si no que se lo digan a los muchos madrileños que se están yendo a Portugal. Lo que pasa es que en Andalucía eran todavía más altos. Ahora el PSOE ya no manda allí y el nuevo Gobierno andaluz hace lo que debió hacer el del PSOE, bajar los impuestos y atraer capital a una región que puede, por muchos motivos, ser tan atractiva o más que Madrid. Con la misma mentira se quejó Ximo Puig más recientemente desde Valencia. El caso es que ni Zapatero entonces ni Sánchez ahora emprendieron nunca la armonización fiscal que tanto le exigieron. ¿Por qué? Porque toda armonización, incluida la fiscal, supondría recuperar competencias ya cedidas a las comunidades autónomas. Y eso no se puede hacer sin que los independentistas catalanes se pongan como panteras y dejen de ser los aliados estratégicos que el PSOE necesitó y necesita para gobernar.
Pero, hete aquí que ahora es la Esquerra Republicana la que demanda, con la vehemencia chulesca, casi castiza, del golpista Rufián, la armonización fiscal. ¿Lo dice en serio? ¿Está mostrándose a favor de que la Administración Central recupere parte del control sobre impuestos cedidos a Cataluña? ¿Le ha sentado mal el cava de la comida o es que se ha hecho unionista de la noche a la mañana? Me temo que no hay tal. La prueba es que el pacto para meter en cintura a Madrid no se va a concretar en ninguna norma armonizadora sino en la constitución de un “comité” para estudiar cómo hacerlo. O sea, que la amenaza es de boquilla. Con las elecciones catalanas a la vuelta de la esquina, Aragonès no puede permitirse que Puigdemont y Torra puedan acusar a la Esquerra de ser más esquerra que catalanista.
Claro que lo que a Rufián y a Aragonès les gustaría es que Sánchez le arrebatara las competencias fiscales a Madrid sin quitárselas a Cataluña. Pero eso no puede hacerse entre otras cosas porque eso no es armonización, sino intervención y no hay nada que lo justifique. Hacerlo por las bravas sería una especie de autogolpe. En España, por desgracia, no se va a armonizar nada. Y es escandaloso que, habiendo tanto que armonizar, en lo que se piense sea en la armonización fiscal sin decir nada de los privilegios de los que gozan País Vasco y Navarra. De cualquier modo, nada se hará porque los soberanistas catalanes no querrán por principio perder ni una pizca de competencias, ni siquiera a cambio de fastidiar a Madrid.
Oh qué gozoso principio es el de la generalidad de la ley, ése por el cual, una vez dictada, es igual para todos. Y si se ceden los impuestos porque los catalanistas lo exigen, también hay que cederlos a Madrid. Y lo que aquí han hecho los gobiernos del PP con esa competencia ha sido bajarlos, llevando a esa comunidad la prosperidad que los independentistas están destruyendo en Cataluña. Cada cual sabrá lo que vota.