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Pablo Planas

El referéndum de Podemos, la consulta del PSOE

Eel golpe de Estado no ha fracasado. Todo lo contrario.

Eel golpe de Estado no ha fracasado. Todo lo contrario.
Pere Aragonés, en el Club Siglo XXI en Madrid. | EFE

La mejor manera que ha encontrado la Moncloa de desmentir que en Cataluña vaya a celebrarse un referéndum, tal como piden los socios podemitas, es decir que lo que se llevará a cabo es una consulta. Semejante genialidad es de Isabel Rodríguez, la ministra de Política Territorial y también portavoz del Gobierno. Si ya resultaba inquietante que Irene Montero o Joan Subirats, el nuevo titular de Universidades, plantearan abiertamente la cuestión del referéndum, mucho más lo es que la señora Rodríguez hable de una consulta sobre un hipotético acuerdo en la mesa de diálogo que el Gobierno mantiene con el Govern de Aragonès.

La ministra sabe lo que quieren los separatistas porque asistió muy obediente a la charla de Aragonès, la barbita solemne, la semana pasada en el Club Siglo XXI. Y Aragonès, al que también llaman el nen barbut, sólo sabe decir "referéndum y amnistía" y negar la existencia de la Nación utilizando el término Estado cada vez que debería decir "España". Es como un autómata, como si le hubieran programado para repetir insistentemente eso de "referéndum y amnistía", que se ha convertido en el mantra del separatismo. Y cuando se les pregunta qué harán si no hay "referéndum y amnistía", entran en bucle con la misma gaita y añaden aquello de "ho tornarem a fer" (lo volveremos a hacer) del colega Cuixart.

Así que hablar de consulta es un paso en la dirección de lo que reclama el separatismo, un reconocimiento y un premio a los golpistas de mayor calado aún que el indulto tras una breve estancia en unas cárceles catalanas cuyos funcionarios no tenían más remedio que hacerles la vida agradable a tan ilustres presos, jefes políticos de los directores de las trenas. El solo hecho de plantear sin tapujos que en Cataluña "se votará sobre el acuerdo al que llega la mesa de diálogo", que es lo que dice la ministra y sostiene el presidente Sánchez, significa que el golpe de Estado no ha fracasado. Todo lo contrario.

A los socialistas les interesa que se diga que el procés ha muerto, que la situación en Cataluña nada tiene que ver con la de hace un par de años, que las bases separatistas se han disuelto, pero nada más lejos de la realidad. Es cierto que la capacidad de convocatoria del separatismo está muy mermada, pero eso no significa en absoluto que los planteamientos de los partidos separatistas que gobiernan hayan cambiado. En el hipotético caso de que no se celebre una consulta, volverán a reventar Cataluña. Pero ahora mismo Podemos habla de referéndum y el PSOE de consulta, lo que es todo un triunfo para ERC, Junts per Catalunya (JxCat) y la CUP, formaciones que entretienen la espera limpiándose el arco del triunfo con las sentencias y aplicando a degüello sus políticas educativas.

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