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Pablo Planas

El retorno de Puigdemont a hombros del PSC

Que la Fiscalía depende de Sánchez es meridiano, pero lo de que Puigdemont vaya a rendir cuentas ante la Justicia española va a ser que no.

Que la Fiscalía depende de Sánchez es meridiano, pero lo de que Puigdemont vaya a rendir cuentas ante la Justicia española va a ser que no.
El expresidente y cabeza de lista de JxCat para el 12M, Carles Puigdemont, en un mitin en Argelers Sur Mer.. | EFE

Noviembre de 2019. En un debate electoral, el amante de la Moncloa le espetó a Pedro Casado que "a usted se le fugó Puigdemont y yo me comprometo hoy y aquí a traerlo de vuelta a España y que rinda cuentas ante la Justicia española". Poco después y en una entrevista en Radio Nacional, Sánchez abundó en su propósito y presumió de que la Fiscalía había pedido la reactivación de la euroorden contra el prófugo. Ante la objeción elíptica del entrevistador sobre la división de poderes, nuestro hombre enamorado acuñó esta famosa sentencia: "¿La Fiscalía de quién depende? Pues ya está...".

Que la Fiscalía depende de Sánchez es meridiano, pero lo de que Puigdemont vaya a rendir cuentas ante la Justicia española va a ser que no. El prófugo más famoso de la historia de España desde Luis Roldán está a punto de dejar de serlo. Prófugo, no famoso. Ya prepara las maletas para entrar por la Meridiana a hombros de los socialistas catalanes pastoreados por Sánchez. El retorno es inminente y causa un gran impacto emocional no sólo entre los fans de Puigdemont sino en gran parte del independentismo. En ese ámbito, sólo Junqueras y sus acólitos reniegan del regreso.

Si las encuestas se ajustan a la realidad y los candidatos no mienten (es decir, en circunstancias sumamente anormales), Puigdemont tiene más opciones que Salvador Illa de ser el próximo presidente de la Generalidad. ERC sostiene que jamás facilitará los votos para que el candidato del PSC sea presidente. Es verdad que la palabra de los republicanos catalanes carece por completo de valor y que ante determinados estímulos económicos no dudarían ni un segundo en facilitar la investidura de Illa y alumbrar un segundo tripartito de izquierdas, que es la configuración postelectoral preferida de los sondeos. Pero un gobierno catalán con Illa y ERC sería la excusa perfecta de Puigdemont para dejar caer a Sánchez una vez aprobada la amnistía. O sea, en septiembre a más tardar.

La orografía del campo de batalla es favorable a Puigdemont, si bien el todavía vecino de Waterloo es experto en pegarse tiros en el pie. La amnistía es su gran triunfo, el premio a la fuga y a las peripecias de siete años de saltimbanqui en el laberinto europeo. Pero es que además podría ser investido de aquí a nada como presidente otra vez. O podría tumbar a Sánchez. Y las dos cosas a la vez también. Quién fuera Puigdemont...

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