Menú
Daniel Blanco

El estilo sí se negocia

Resulta que el Barcelona saca más puntos jugando contra sí mismo, contra el fútbol de la posesión, que usando la manera de jugar que tanto predican.

Resulta que el Barcelona saca más puntos jugando contra sí mismo, contra el fútbol de la posesión, que usando la manera de jugar que tanto predican.
Gol de Luuk de Jong al Espanyol. | Cordon Press

Cuando Luuk De Jong remató en el minuto 96 el balón que le envió Adama Traoré a Xavi Hernández se le escapó una sonrisa. Su equipo había salvado los muebles de manera agónica y los había salvado de la manera más radicalmente opuesta a la que el técnico defiende. No sabemos si por eso o por nerviosismo puro Xavi empezó a reír. Y es que, como si alguien se le hubiera metido en su cuerpo, el Barcelona empató de la manera menos Barcelona. Pero también vale.

A vueltas con el estilo y con el ADN resulta que el Barcelona ha sacado más puntos jugando contra sí mismo, contra la historia, contra el estilo que tanto predican, que usando la manera de jugar que ha dominado ese club los últimos treinta años. Y resulta que, oh sorpresa, se puede jugar también de la manera más efectiva que tú creas. Y este equipo, últimamente, utiliza muchos minutos de cada partido en ser resultadista. Lo importante es ganar y, como dice Sergio Valentín en su acertado artículo de esta semana, lo que sucede es que Xavi se escuda en un estilo que no predica siempre. Es la superioridad moral por encima de la real.

El balón que le envió Traoré, perfecto, a la cabeza a Luuk De Jong fue la luz que no veía el equipo en una noche agridulce en Cornellá. Fue un balón que impactó el holandés con la certeza que le da su calidad como delantero, indiscutible, y con las ganas de reivindicarse del que se creé amortizado, del que creé que es el menos amigo de todos como aquel niño que en el recreo lo pasa mal porque nadie está con él. Pero ese jugador le ha dado ya más puntos que el resto de atacantes al conjunto culé.

Fue un partido raro en el que el Barcelona se confió cuando tenía todo a favor. Cuando mejor era el panorama tiró el equipo el resultado por la borda. Llegó bien al partido y lo certificó Pedri con un gol tempranero, el más rápido en esta temporada y todo parecía que se terminaba. Un gol que hunde a tu rival porque llega sin colocarte y que viene de una gran jugada. Pero sólo jugó el Barça veinte minutos en la primera parte y cuarto de hora en la segunda.

El resto le ofreció la posibilidad al Espanyol de igualar fuerzas y eso, ante un equipo local da igual quien sea, es peligroso. Tiene el equipo perico la suficiente calidad para desestabilizar a cualquiera. Y tiene a Raúl de Tomás, un superclase jugando en un equipo, quizá de menor categoría de la que tiene el propio jugador.

Y así es como el Barcelona se complicó. Pudo ganar bien y empató pidiendo la hora. Porque no apretó el acelerador cuando iba en la recta sin tráfico y pudo llegar antes a la victoria. Se estropeó el partido y se complicó el equipo en líos que no tenían por qué suceder.

Se vuelven a complicar las cosas para el equipo de Xavi en una temporada que no será fácil. La conclusión es que la meta de ser cuartos en Liga habrá que sudarla y esta semana ya empieza la Europa league. El jueves sin Araújo ante el Nápoles y el domingo en Mestalla, quizá sin el uruguayo todavía, sin Alves y sin Piqué, expulsado ayer, presa de sus propios nervios. No tuvo que entrar en la provocación de Nico Melamed y entró. Como entra en todos los charcos que debería evitar. Pero así es el capitán.

Acabó el Barcelona volcado en la portería pero algo desordenado. Acabó colgando balones a la olla, con hasta cuatro delanteros. Todo vale para sacar algo positivo, aunque esto sea un empate en el campo del hermano pobre de la ciudad. Ahora esto es positivo porque es mejor empatar que perder. Para acabar de tirar por tierra lo del ADN dichoso. Cuando salgan de este túnel quizá veamos algo de claridad. Porque algunos jugadores se fueron para siempre y no volverán nunca.

Temas

En Deportes

    0
    comentarios