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José García Domínguez

El drama estratégico del PSOE

Cuanto más traten de asustar a su parroquia con el espantajo de Vox, más votantes tradicionales del PSOE se irán pasando de modo discreto a Feijóo.

Cuanto más traten de asustar a su parroquia con el espantajo de Vox, más votantes tradicionales del PSOE se irán pasando de modo discreto a Feijóo.
Alberto Nuñez Feijóo en Porto do Son acompañado de la secretaria general del PPdeG, Paula Prado. | EFE

Si hubiera que comprimirlo en una sola frase, supremo ejercicio de humilde contención retórica al que los que exhibimos a diario el ego en los periódicos siempre nos resistimos como gato panza arriba, el drama estratégico del PSOE cabría resumirlo en que Feijóo puede seguir creciendo por su izquierda durante el todo el tiempo que reste hasta las elecciones, pero los socialdemócratas, al contrario, están por entero incapacitados a fin de hacer lo propio por su derecha. He ahí el problema, el único problema. Todo lo demás es ruido. Y para volver aún más endemoniado el laberinto en el que andan perdidos los estrategas de Ferraz, resulta que algo que facilita en grado sumo esa incursión creciente de Feijóo dentro del cercado de la clientela gubernamental es el propio proceder de los partidos del Gobierno.

Se acaba de constatar con claridad meridiana en Andalucía, donde la insistencia con tintes apocalípticos en un discurso monotemático centrado en el miedo al facha, plato casi único de la campaña de las izquierdas, se tradujo en un inesperado efecto bumerán en su contra. Porque el PP, en tanto que exclusiva barrera posible al desembarco de Vox en la Junta, acabaría atrayendo a una porción significativa de votantes socialdemócratas, los que se inclinaron a última hora por el sufragio en verdad útil. Cuanto más traten de asustar a su parroquia con el espantapajaros de Vox, más votantes tradicionales del PSOE se irán pasando de modo discreto a Feijóo.

El asunto es de una lógica perversa. Sí, cuanto más triunfe su estrategia de comunicación entre la audiencia objetivo a la que se dirige, más nuevos votantes conseguirá el PP. Feijóo puede atraer a electores tibios y medrosos de la izquierda, y sin necesidad de hacer absolutamente nada además, porque capitaliza de modo elíptico el temor atávico a los de Abascal. Y Sánchez no puede crecer por su derecha, el terreno sociológico moderado donde siempre había conquistado sus grandes mayorías el PSOE de antes, porque otro miedo simultáneo y simétrico al anterior, el que continúan suscitando sus socios de Podemos entre las capas medias más tradicionales, se lo impide. Empiezo a ver claro que los gallegos volveremos a mandar en Madrid. Y pronto.

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