Una de las primeras decisiones de Sánchez al llegar al La Moncloa en junio de 2018 fue nombrar a José Félix Tezanos, veterano miembro de la Ejecutiva Federal del PSOE, presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas, un instituto demoscópico oficial que el sanchismo ha convertido en un instrumento ridículo al servicio del Gobierno. Lo prueba el barómetro hecho público ayer, que dispara la intención de voto de Sánchez y le otorga, junto a Podemos, una cómoda mayoría absoluta si las elecciones generales se celebraran hoy.
Las encuestas electorales del CIS en la etapa de Tezanos se han caracterizado por errores garrafales continuos que, sin embargo, siempre han favorecido a los socialistas y sus aliados. Ahí están los casos clamorosos de las últimas elecciones generales, en las que Tezanos atribuyó al PSOE 24 escaños más de los que finalmente obtendría, a Ciudadanos otros 21 más de los 10 obtenidos tras el recuento, mientras que al PP le restaba 12 diputados y a VOX nada menos que 35.
Los errores interesados a favor de la izquierda no se han limitado a los comicios generales, como se pudo comprobar también en las pasadas elecciones andaluzas o las de Castilla y León. En este último caso, el CIS le otorgó directamente la victoria al PSOE en una encuesta de última hora justo antes de que acabara el plazo marcado por la ley electoral, pero el episodio más clamoroso del uso partidista de la institución tuvo lugar con motivo de las pasadas elecciones a la Comunidad de Madrid, adelantadas por la presidenta Isabel Díaz Ayuso para evitar una moción de censura de los socialistas con Ciudadanos. Aquí, Tezanos predijo incluso una victoria de la izquierda, liderada ampliamente por el PSOE, cuando lo cierto es que el PP de Díaz Ayuso barrió a todos sus rivales y los socialistas quedaron como tercera fuerza política por detrás de Más Madrid.
Tezanos ha llevado al Centro de Investigaciones Sociológicas a unos niveles de descrédito desconocidos en nuestra historia democrática. La manera tan burda de manipular las encuestas para beneficiar al Gobierno queda perfectamente retratada nuevamente en el sondeo hecho público ayer donde, al contrario de lo que indican el resto de estudios, confirmados por los resultados de la izquierda en las más recientes contiendas electorales, el CIS asegura que Sánchez están en el momento más feliz de la legislatura y gozando del más alto índice de apoyo popular.
El PP se queja con toda la razón de este permanente asalto de Sánchez a las instituciones, agravado por el nombramiento de su exministra, Magdalena Valerio, como presidenta del Consejo de Estado, la última cacicada del sanchismo hecha pública también ayer. Pero de nada sirve escandalizarse por estos alardes dictatoriales de Sánchez si se siguen negociando con él asuntos tan graves como la renovación del Consejo General del Poder Judicial, tal y como está haciendo el PP.
Por eso, mientras Feijóo no ordene poner fin a los contactos con el Gobierno, sus protestas por las fechorías sanchistas seguirán siendo interpretadas por la opinión pública como una tomadura de pelo a sus votantes y un alarde de vergonzosa hipocresía.