
Cita José Ortega y Gasset a Napoleón cuando exclamaba: "Esta vieja Europa me aburre". Tras comprobar cómo obtener dinero para "’asá’ una vaca", dinero procedente de la, hasta ahora, malversación de caudales públicos, la corrupción y el soborno, no se limita a los socialistas andaluces ni españoles, sino que se extiende a los griegos del PASOK y al grupo del Partido de loa Socialistas Europeos con invitados varios, uno no se aburre de esta vieja Europa, tal vez una "divina muerta" como la de Heine. En realidad, da asco y vergüenza aun reconociendo sus méritos pasados.
Animal de memoria, nada más escuchar la historia del papi, el novio y a saber quién más, de esta bella basura de Salónica, me acordé de la UGT. ¿Cómo no hacerlo cuando estos demócratas de toda la vida, ligados al PSOE por fundación, guardaban el dinero de sus rappels y otros trucos fraudulentos andaluces en bolsas negras de basura, según los correos electrónicos que llegaron a manos del juez que instruye su proceso penal? Y la misma memoria, aunque ya debilitada por los cumpleaños, me llevó a Filesa, a Ibercorp, al Banco de España, a Luis Roldán, a la tela de araña andaluza, al caganero de Pujol y sus raterías, al cupo vasco navarro, otra sisa a la solidaridad constitucional patria, a los gurtelianos del PP, a sus sobresueldos… y de ahí al Mundial de Qatar, Piqué y Rubiales, otro sociata con instrucción judicial encima… En fin.
Creían Montaner, Apuleyo y Vargas Llosa que el perfecto idiota latinoamericano era el más atrasado de la escala zoológica de la especie. Craso error. Hay otros idiotas, los europeos liberales y no liberales, algunos socialdemócratas anómalos y un popurrí de conservadores que, después de matarse unos a otros sin compasión alguna y varias veces en los últimos siglos, decidieron abrazarse a la democracia liberal creyendo que toda la muchedumbre aceptaría el progreso que significaba. Pero, ¡quia! Ni comunistas ni socialistas ni piratas varios, con pocas excepciones, han aceptado nunca el invento en el que sólo ven un medio perfecto para el deterioro del sistema (acentuar sus contradicciones internas, principales, secundarias u orbitales, según el marxismo ortodoxo) y quedarse con el poder y con la pasta ajena. Mientras tanto, de vez en cuando salen a la luz algunos de los saqueos del dinero público, que unos y otros perpetran. Pero lo que queda a la sombra es alargado.
Por eso nos perdimos. Porque creíamos que la democracia era la realidad, si penosa a veces, esencial en el fondo, cuando la realidad siempre ha ido por otro lado. Ha sugerido Gabriel Albiac que la realidad se pierde. "La realidad. ¿En qué recodo de este viaje tan aburrido la perdimos? No sé. Me detengo. Miro en torno. Esto que veo no da ya ni risa. No da nada. Salvo la exacta certidumbre de una estafa. No hay ya siquiera el destellante teatro, descrito por Debord, que suplanta a la vida. Apenas si sus ruinas. Nada es creíble en tal cochambre". Qué bien traído. La democracia europea, extiendo, tiene leyes y reglamentos, pero ha perdido la realidad, Qué naufragio tan fatal y en tal fatal momento.
Se dirá que no es para tanto, que sólo comparado con los 700 millones largos de los ERE, lo del soborno qatarí a toda una vicepresidenta socialista del Parlamento Europeo, que es como nuestro Capitolio continental, lo de los centenares de miles de euros escondidos en bolsas, ya sin remedio posible de basura, no es suficiente cantidad. Pero no hablo de cantidad sino de entidad. Se trata de la degeneración de la vieja Europa con su cristianía diluida pero civilizadora a cuestas en unas castas, alumnas aventajadas del astuto Caco, o de su hermana Caca, o de Autólica, tal vez hija secreta y desconocida de Hermes, autorizada por su padre a robar sin ser nunca atrapada, aunque torpe como los 40 ladrones de Alí Babá.
Refirió Pío Baroja algo sobre una carta dirigida desde la Caverna de Abi-Hiram, que por humorismo no estaría en el blanqueado Qatar (patria por cierto de Al Jazeera, el púlpito de Ben Laden), a la Taberna de la Cochambre, año primero de los Malos Usos y Costumbres. Para falsear las guardas y untar el carro –Oh, doña María Moliner—, de toda una vicepresidenta del Parlamento europeo, habrán hecho falta algunas de estas cartas billetadas no ejemplares que logran mutar una monarquía islámica y absolutísima y una sociedad y un mercado sin libertades en un paraíso para los trabajadores y los ciudadanos del mundo. A ver, Paco Ibáñez, cántanos de nuevo sin llorar eso de "Poderoso Caballero es Don Dinero."
Como Argentina también está de moda, y no sólo en Qatar, recordemos el famoso tango Cambalache que el autor de tan precisa letra centraba en el siglo XX. Pues no, Enrique Santos Discépolo. Ya estamos en el XXI y es más cierto cada vez que "hoy resulta que es lo mismo / ser derecho que traidor / Ignorante, sabio o chorro, / pretencioso estafador. / Todo es igual, nada es mejor / lo mismo un burro que un gran profesor". Depende de la pasta, de la guita, de los petrodólares.
Lo único que se salva de toda esta cochambre es la policía belga, aunque habrá que esperar a saber los más y los menos.
