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EDITORIAL

Lo que Vox debe al PP…no sólo en Ceuta

El principal activo de Vox, tanto en Ceuta como en el resto de España, se encuentra en el PP, en su pusilanimidad cuando no falta de coherencia

Es evidente que la vergonzosa sumisión de Sánchez ante Marruecos es rechazada en Ceuta no sólo por los votantes del PP y de Vox sino también por no pocos ciudadanos que, hasta ahora, habían votado al Partido Socialista. Ahora bien. El indiscutible servilismo del Ejecutivo de Sánchez ante el régimen alauí, que ha llegado al extremo de negar las persistentes pretensiones anexionistas de Marruecos sobre Ceuta y Melilla así como la traición de nuestro gobierno al pueblo saharaui, no explica por sí solo, y ni siquiera decisivamente, el hecho de por qué el PP, que hasta ahora era la formación más votada en aquella ciudad autónoma, ha perdido tantos votos hasta convertir a Vox en el principal partido, tal y como señala el sondeo de SyM Consultin que pronostica que la formación de Abascal subiría 10 puntos sobre las elecciones autonómicas de 2019, mientras que los populares perderían seis puntos y los socialistas cinco.

Este hecho se explica fundamentalmente por la acomplejada y condescendiente posición del PP -liderado por el presidente de la ciudad autónoma y presidente del PP en dicha localidad Juan Jesús Vivas Lara- ante la sumisión del gobierno de Sánchez ante Marruecos. Como botón de muestra, recuérdese cómo Vivas, lejos de denunciar las mentiras de Sánchez respecto a la supuesta renuncia marroquí sobre Ceuta y Melilla o de denunciar el servilismo de nuestro Gobierno ante Marruecos en el caso del Sáhara, dispensó una cálida y condescendiente bienvenida al presidente Sanchez durante su visita a la ciudad autónoma el pasado mes de Marzo. Eso, sin olvidar tampoco, la deshonrosa abstención del PP ceutí que, meses antes, había permitido al partido musulmán Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía sacar adelante, con el apoyo de la izquierda, la declaración de persona non grata contra el líder nacional de Vox, Santiago Abascal.

Así las cosas, entiéndasenos bien: Nada más lejos que quitar méritos a los responsables locales o nacionales de Vox. Pero el principal activo de Vox, tanto en Ceuta como en el resto de España, se encuentra, como en tiempos de Rajoy, en el PP, en la pusilanimidad cuando no falta de coherencia de no pocos de sus dirigentes a la hora de defender lo que -se supone- son sus propios principios. Cada vez que el PP no se atrevía a reivindicar abiertamente los trasvases como el del Tajo-Segura -no digamos ya a tratar de resucitar el Plan Hidrológico Nacional muerto y enterrado por Zapatero y Rajoy; cada vez que el PP, en lugar de combatir, trata de acomodarse a los delirios identitarios de los nacionalistas; cada vez que el PP se muestra renuente a derogar la fracasada y antijuridica Ley contra la Violencia de Género; cada vez que el PP no se atreve a reivindicar más austeridad y menor gasto público como única forma de dar credibilidad a su supuesta pretensión de reducir significativamente los impuestos; o como cada vez que Feijóo se muestra más cómodo hablando de pactos con pequeñas formaciones nacionalistas antes que con el partido de Abascal, los responsables del PP están objetivamente favoreciendo las expectativas electorales de VOX, partido que no sólo va a seguir siendo decisivo a nivel nacional sino que ya ha dado el sorpasso al PP no sólo en Ceuta, sino también en Cataluña o en Murcia.

La acomplejada y estúpida estrategia de "marcar distancias con Vox" es lo que, paradójicamente, está dando vida al partido de Santiago Abascal, partido sin el cual las pretensiones de Feijóo de "gobernar en solitario" o bien son una quimera o bien la antesala de una traición a sus propios votantes.

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