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Cristina Losada

Bulos y bulas

La mejor manera de camuflar la desinformación es hacerla pasar por una impugnación de la desinformación. 

La mejor manera de camuflar la desinformación es hacerla pasar por una impugnación de la desinformación. 
El presidente del Gobierno, Pedro Sáchez, en la capilla ardiente del histórico sindicalista Nicolás Redondo Urbieta | EFE

El socialismo gubernamental lleva tiempo dándole vueltas al problema que denomina "desinformación", ante lo insólito de que todas las maravillas que está haciendo no se reflejen en una intención de voto aplastante. Es un clásico de los Gobiernos atribuir sus problemas de popularidad a dificultades en la comunicación. "No comunicamos bien" y "lo que hacemos no llega a los ciudadanos" son las muletillas con las que suelen aludir a la existencia de un cortocircuito que impide que la corriente benefactora del Gobierno la reciban en toda su plenitud los probos e ingenuos votantes. Todo ello supuestamente, claro está. Pero los socialistas han ido un paso más allá en los supuestos. Después de insinuar la obligatoriedad de un espacio en todos los informativos para glosar las bondades del Gobierno que nos hurta la mala prensa, la inquietud ha cristalizado finalmente en el montaje de un "comité contra la desinformación de la derecha".

La información es veraz o no, sin más historias. No digo que sea siempre fácil averiguar si algo es cierto o no lo es. Pero la verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero. Y lo mismo se aplica a su reverso. El socialismo gubernamental, sin embargo, sólo va a ocuparse de lo que llama la desinformación de la derecha. Tiene su lógica, para qué negarlo. No se va a ocupar de la desinformación que genera él mismo, un acotamiento que aliviará mucho el trabajo del comité que se encargue. Imagínese que tuviera que abrirse paso por la espesura propia. No daría abasto. Aunque la función primordial del anunciado comité no será tanto descubrirnos tales y cuales desinformaciones de la derecha, en puntilloso detalle. La función de este comité será, lo es ya desde su anuncio, sentar como premisa que nada de lo que diga la derecha es cierto. Es un comité para darle la vuelta a la tortilla de la mentira. Y es un comité para clamar en el desierto que los que dicen que Sánchez miente, mienten.

Del Pravda y el Aló juntos y revueltos que sugirió no hace tanto la portavoz Rodríguez, han pasado los socialistas a una idea aparentemente más modesta y circunscrita al partido, aunque también en apariencia: es el partido del Gobierno. Pero en ningún caso es menos retorcida, sino más. Basta recordar cómo actuaron algunos maestros de la propaganda y cómo difundieron versiones absolutamente falsas de ciertos hechos presentándolas como refutaciones de las falsedades propagadas sobre los mismos hechos. La mentira se encubre con gran efectividad poniéndola en la heroica actitud de luchar contra la mentira. La mejor manera de camuflar la desinformación es hacerla pasar por una impugnación de la desinformación.

Un comité del partido gubernamental dedicado a desmentir bulos, como esas webs especializadas que han surgido, es un contrasentido. Donde hay libertad de información, ya se depuran las falsedades. Y cuanto más lejos de los intereses partidistas, mejor. Lo otro es una bula para difundir bulos.

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