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No comas marisco

Que los ricos quieren que no comamos marisco. El chiste se cuenta solo.

Que los ricos quieren que no comamos marisco. El chiste se cuenta solo.
Mercado de la Plaza de Lugo, en La Coruña. | EFE

Me permitirán que, por una vez, actúe como gallego oficial. La última reunión del World Economic Forum nos ha dejado un sinfín de noticias y polémicas. Y la última, para mi sorpresa, no ha trascendido: el marisco. Que los ricos quieren que no comamos marisco. El chiste se cuenta solo.

El sistema que utilizan en Davos para introducir un "nuevo debate" (en español, "un futuro impuesto") en su particular agenda es sencillo. Antes de que ninguno de los cabecillas de la organización se manifieste sobre algo estrambótico, piden a periodistas y colaboradores que lancen dichos temas en las publicaciones del WEF, trampolín para que sus terminales mediáticas lo incorporen a su borrachera editorial, como si se tratara de una preocupación objetiva. Este es el punto en el que se encuentra el marisco y el pescado.

Para meterle mano a las gambas, con perdón, el WEF ha contado con la joven Sophie Hirsh, editora ejecutiva de Green Matters, publicación ecologista, vegana, animalista, alarmista y piji-hippie. Sophie firma en la web de los ricos de Davos un artículo contra el marisco y pescado sostenible, en donde asegura que matar animales para comer nunca puede ser sostenible. Intuyo, por lo poco que conozco a nuestra audaz neoyorquina, que comérselos vivos tampoco.

El artículo comienza con una afirmación inquietante: "La sobrepesca está calentando los océanos del mundo". Con tono didáctico, Sophie nos explica qué es el pescado y qué es el marisco. Gracias, querida. También nos detalla a qué se llama "pesca sostenible": que la empresa pesquera "afirma estar haciendo esfuerzos para matar peces de una manera y un ritmo que nuestros océanos pueden mantener". Audaz. Después, en una reveladora sentencia que habrá dejado boquiabiertos a los de Davos, decide levantar la liebre: "La industria pesquera existe principalmente por razones económicas". No te creo, Sophie. ¡Júramelo por Bob Esponja!

Más tarde la joven al servicio de Davos se hace una pregunta rayana con la teología: "¿Quién les da a los humanos el derecho a capturar peces de los océanos?". Desde lo aprendido en la catequesis de Primera Comunión, le diría que Dios Nuestro Señor, pero como esta joven solo cree en Santa Greta Thunberg, prefiero contestarle a la gallega: ¿Y quién les da a las merluzas el derecho a capturar arenques de los océanos?

Termina el ensayito exigiendo que nos pasemos de inmediato al marisco de origen vegetal. Se veía venir. Se lo acabo de contar al dueño de una de las marisquerías con más solera de La Coruña y, lamentablemente, no puedo reproducir su respuesta a Sophie en horario infantil.

La muchacha ha publicado antes decenas de artículos similares en el WEF. No haré sangre con Sophie porque ha pasado unos días muy triste por culpa de Kylie Jenner, después de que posase en unas fotos con la cabeza de un león en las manos. Tras despotricar contra la modelo, la joven vegana ha publicado otro texto sobre la polémica diciendo que finalmente la cabeza del león resultó ser un peluche, pero que aun así ella seguía teniendo "sentimientos encontrados". ¿No hay psiquiatras en Nueva York?

Sophie quiere prohibir los dibujos de animales sonrientes en los cartones de leche, porque dice que actúan como un "lavado de cerebro", que hacen creer al consumidor que las vacas son felices; es una firme defensora de Lula da Silva, célebre ecologista; y está feliz con la guerra de Ucrania (pese a que ilustra el artículo con una vaca visiblemente contrariada, a la que le ha caído al lado una bomba), porque asegura que gracias a la guerra, la crisis energética está propiciando una "transición a la energía limpia".

Pero donde realmente Sophie se corona es en su artículo Cómo tener una despedida de soltera sostenible, donde denuncia que se empleen vasos de chupito de plástico para emborracharse y accesorios plásticos varios con forma de pene, "oh, tantos penes", lamenta, "en las despedidas de soltera". Entre los consejos de Sophie para una despedida sostenible está utilizar penes de segunda mano, no ir todas a juego –eso obliga a comprar ropa—, y mi preferido, al que auguro inmediato éxito en España: "Coman comidas a base de plantas en el fin de semana de la despedida de soltera".

Como firme defensor de erradicar las despedidas de soltero, Sophie ha ganado definitivamente mi corazón. Pero si Sophie no lo hubiera logrado, sin duda habría sucumbido al "poema ecológico" que Nadir Godrej, Director General de Godrej Industries, arrojó a los presentes al terminar la sesión de Davos sobre los océanos, y que el WEF publica con orgullo en su web: "Mi tío conocido como Sohrabji / tiempo atrás podía ver claramente / que el medio ambiente estaba bajo estrés. / Sabía que la negligencia sería un desastre. / En salvar tigres jugó un papel".

Conmovedor y definitivo. Grande, tío Shrabji. Me paso al marisco vegetal.

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