Menú

De la ficción a la perplejidad

Estamos perplejos porque no sabemos si creer en algo, confusos, dubitativos, acaso se puede confiar en algún dato cierto.

Estamos perplejos porque no sabemos si creer en algo, confusos, dubitativos, acaso se puede confiar en algún dato cierto.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez junto a la vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño | EFE

Y ahí estamos. Tengo que confesar que, teniendo muchos años, sin poder precisar cuándo será el fin, sí me permito vaticinar que ni siquiera se cumpla una década a partir de hoy.

¿Para qué esta introducción tan poco halagüeña? Porque, en ese largo trecho por el que han transitado gobiernos muy variados no recuerdo ninguno tan falso, tan fingido, como el salido de las Elecciones Generales de 2019, es decir, el gobierno de Sánchez, sin olvidar que estas son las decimoquintas.

Y eso que durante el lapso entre la aprobación de censura e investidura y las últimas elecciones generales los españoles tuvimos la oportunidad de comprobar el amor al embuste, a la ficción, a la invención de lo que nunca fue, pero se creerá, porque para algo se dispone de la más eficaz maquinaria publicitaria.

En estos cuatro años y medio el Gobierno se ha recreado en la falsedad y los españoles nos hemos ido acostumbrando a vivir en un mundo de ficción, nada que ver con el real, diseñado cuidadosamente por todos los miembros del gobierno al unísono. ¿Quién lo puede poner en duda? En ese falso escenario ha vivido la política española, destrozando instituciones y personas, hasta que el pueblo ha comenzado a ver que las cuentas fantasmagóricas no le cuadran y que la ficción ha invadido también la seguridad jurídica.

Qué el gobierno coalicionado y sus adláteres comete malversación de recursos públicos, no hay problema, porque modificarán las leyes para evitar el delito; que incurren en sedición, se elimina el delito de la legislación para que no les afecte; que las normas europeas nos obligan, con plazos, a mostrar a qué se dedicaron los recursos europeos, tampoco hay que preocuparse si no estamos preparados, porque pediremos prórroga de aquellos; que la Comisión Europea y el FMI no creen nuestras cuentas, seguiremos mintiendo hasta que se aburran…

O sea, todo es ficción, como el discurso sobre la inflación, porque los ministros del gobierno compran a los precios más bajos de los conocidos… Tan así que muchos españoles están acostumbrados a vivir en la ficción, a creer que lo que se nos pinta del esplendor del país o de su economía es verdad. Y es de esa ficción de la que surge la perplejidad de los españoles.

Estamos perplejos porque no sabemos si creer en algo, confusos, dubitativos, acaso se puede confiar en algún dato cierto. En ese escenario, qué hacer y cómo actuar no tiene respuesta. Lo último oído, de personas responsables del gobierno, es que nuestro talón de Aquiles, –el déficit público y la deuda pública excesivos–, no debe preocuparnos; se pedirá a la Comisión Europea que aumente los límites establecidos adaptándolos al despilfarro de nuestra España.

Es el viejo principio practicado por la izquierda desde siempre: amoldar la ley a los infractores, para evitar ser condenados; al igual que la sedición, la malversación y tantas irregularidades que huelga mencionar… esperemos que hable la historia.

Temas

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal