Todos recordarán aquel debate electoral televisado en el que el entonces candidato socialista a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo, se dirigió a su contrincante podemita para decirle "Pablo, tenemos doce días para ganar las elecciones". Pues bien. Nadie pide a Alberto Nuñez Feijóo y a Santiago Abascal tal grado de complicidad ni tan explicita predisposición pública a llegar a acuerdos postelectorales a menos de un mes de las elecciones generales. Lo que sí es exigible pedirles, al menos, es no confundirse de adversario, que no es otro que Pedro Sánchez y todas las formaciones nacionalistas, radicales y antisistema con las que el candidato socialista pretende perpetuarse como presidente del gobierno. Tras el bochornoso espectáculo de división entre estos dos partidos constitucionalistas en Extremadura, Feijóo ha hecho muy bien en reivindicar este martes en Valencia el pacto con Vox que tanto respaldo y tantas esperanzas ha despertado en el electorado de ambas formaciones políticas frente a quienes "pretenden demonizarlos". Como bien ha señalado el líder del PP, "pactar con el mayor populismo y extremismo de Europa —Podemos que ahora ha cambiado de nombre y se llama Sumar y con los independentistas vascos y catalanes— sí que es un pacto inédito en la UE". Hace bien, en este sentido, el candidato popular en advertir, sin complejo alguno, que "no vamos a recibir ninguna lección de pactos" tanto como en comprometerse a "respetar el deseo de cambio de los españoles".
Lejos de recordarnos, tal y como tan lamentablemente ha sucedido recientemente en Extremadura, aquella "Operación Mayoría Simple", con la que Génova pretendía excluir a Vox de la mano de pequeñas formaciones nacionalistas como el PNV, Coalición Canaria, Teruel Existe o el PRC cántabro, el PP debe centrarse —al igual que debe hacerlo Vox— en la crítica al gobierno de Sánchez en cosas tales como el incremento histórico del número de ciudadanos declarados pobres durante esta legislatura; en las disparatadas propuestas económicas socialistas o en la delirante Ley de Restauración de la Naturaleza que impulsa la izquierda y las formaciones pseudo ecologistas en Europa y que ha sido afortunadamente rechazada, para alivio de la agricultura europea, gracias al Partido Popular Europeo, el Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos —al que pertenece Vox— y un grupo de diputados liberales.
A la hora de confrontar con Sánchez, Feijóo y Abascal pueden incluso ignorarse mutuamente durante todo el tiempo que queda de campaña electoral. Lo que no pueden es traicionar ni debilitar "el deseo de cambio de los españoles", ni repetir el espectáculo de división, aparente y felizmente superado en Extremadura, tras las próximas elecciones del 23 de julio. Esperemos que así sea.

