Menú

Cuidado con Sánchez

El principal problema del popular es que la euforia no ciegue a sus colaboradores, que el entusiasmo no pase factura en forma de desmovilización.

El principal problema del popular es que la euforia no ciegue a sus colaboradores, que el entusiasmo no pase factura en forma de desmovilización.
Sánchez en la cumbre de la OTAN. | EFE

Dos días después del cara a cara entre Sánchez y Feijóo los socialistas siguen dando excusas sobre el tremendo revolcón sufrido por su aspirante. Que si el formato, que si los moderadores, que si la hora, que si el plató, que si Feijóo mintió y hasta hizo trampas... Las plañideras del PSOE no dan abasto. Puro victimismo. Los mismos que sostenían que Feijóo no tenía ni media leche, que Sánchez se lo iba a comer con patatas y que en el cara a cara no iba a haber color dicen ahora que aquello fue una encerrona y que el presidente del PP es un tipo peligroso y taimado con cartas bajo la manga y una daga en el tobillo.

La historia es vieja como el mundo. A la izquierda, con el calzón rojo, el campeón, todo victorias, la mayoría por fuera de combate, el preferido del respetable, guapo galán con mandíbula de acero y nariz a prueba de directos, tremendo fajador, gran encajador y con plomo en los puños. A la derecha, un desecho de tienta de la cuadra del PP, desgarbado, torpe, romo, flojo y pasado de forma, una perita en dulce que Sánchez iba a despachar sin despeinarse. Pues no, resultó ser todo lo contrario gracias en gran medida a la gestión de las expectativas de los pelotas de Sánchez.

La moraleja es que no hay enemigo pequeño y que no se puede despreciar al rival, pero a estas alturas seguro que Sánchez no tiene claro quién fue la liebre y quién la tortuga la noche en la que tiró a la basura buena parte de sus posibilidades electorales. Toda la arrogancia, la suficiencia y el narcisismo de Sánchez se vinieron abajo con estrépito al primer "no se ponga nervioso" que le espetó Feijóo.

El principal problema del candidato popular es que la euforia no ciegue a sus colaboradores, que el entusiasmo no pase factura en forma de desmovilización, que su entorno no se confíe y que tenga claro que el elogio debilita, como ha quedado demostrado con Sánchez y su séquito de palmeros.

Quedan diez días de campaña, un mundo. Como los malos perdedores, el equipo de Sánchez pide una revancha, otro cara a cara. Están desesperados. Feijóo, prudente, dice que ya ha tenido bastante. En las emisoras sanchistas le llaman miserable por no condenar el lema "que te vote Txapote". Son las mismas radios que no condenaron ni el acercamiento de los asesinos a las cárceles gestionadas por el gobierno vasco ni los homenajes "populares" a los etarras excarcelados, pero ahora dicen que hay que respetar a las víctimas, igual que los de Bildu.

Sánchez se sabe perdido, pero aún no ha dicho la última palabra. Cuidado con él. No sabe debatir, pero es muy peligroso.

Temas

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal