
Con permiso del descuartizador, Iván Espinosa de los Monteros, quinto marqués de Valtierra, va camino de convertirse en el protagonista periodístico del verano. Supongo que ahora mismo, mientras yo trato de rellenar este folio con alguna parsimonia escéptica y descreída, ya habrán circulando por ahí montones de elaboradas teorías maquiavélicas a propósito de lo suyo. Porque lo suyo está llamado a hacer correr tinta. Y mucha. A diferencia de lo que acostumbra a suceder con la madre de sus hijos, Espinosa es alguien que, de entrada, no cae mal. En un partido tan dado a los excesos retóricos, a la sobreactuación teatral —por lo común apocalíptica— y, en general, a la brocha gorda discursiva, el cesante Espinosa procuraba mantener ciertas formas.
Quizá fuera por puro elitismo, pero el caso es que, con las consabidas excepciones de rigor, se solía singularizar por lo correcto de los modales. Algo que es decir mucho (y bueno) en los tiempos que corren. Por lo demás, desconozco, al igual que todo el mundo, los motivos que le han llevado a abandonar la política. Se dirá, lo veo venir, que deserta frustrado ante la imposibilidad manifiesta de poder ocupar un sillón en el Consejo de Ministros tras la amarga victoria de la derecha el 23 de julio. No lo creo. Y no lo creo porque Espinosa me parece hombre inteligente, lo bastante inteligente como para saber que Feijóo se hubiera dejado cortar un brazo antes de permitir el acceso a su gabinete a gente de Vox.
También se va a decir, e igual lo veo venir, que pone tierra por medio porque él, a diferencia del nuevo entorno de Abascal, ejerce de liberal o algo por el estilo. Tampoco lo creo. Las querellas dentro de los partidos tienen de todo, menos carga ideológica. ¿Qué sesgo ideológico presenta Pedro Sánchez que lo diferencie del PSOE tradicional? Ninguno. ¿Qué disputas ideológicas existían entre los dirigentes de Ciudadanos que se acuchillaron con saña hasta el final? Tampoco ninguna. Y en Vox, lo mismo. ¿Y si se marcha porque perdía dinero y proyección profesional siendo un simple diputado? Me cuadra.
