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Cristina Losada

Desleales, momias, tránsfugas

Podremos contar que hemos visto cómo el PSOE denigraba a quienes lideraron el único PSOE que ha ganado con mayorías absolutas.

Podremos contar que hemos visto cómo el PSOE denigraba a quienes lideraron el único PSOE que ha ganado con mayorías absolutas.
Europa Press

En realidad, el título podía ir sin comas. Todo eso se les dice, y más, a los que no viran de forma sincronizada con los virajes del partido. En el fondo, es lo más fácil del mundo. No hacerlo sólo da problemas. Virar cuando vira la cúpula del partido y cuando vira en dirección contraria a la de antes, es un aprendizaje que se les da bien a los que no tienen nada dentro. Y tienen algo que perder. En cierto modo es una cuestión de supervivencia, aunque no se trate más que de mantener un puesto, un cargo, un empleo gracias al partido.

En el pasado, quizá en el presente de algunos lugares, la obediencia ciega y absoluta fue, en ciertos partidos, una cuestión de supervivencia literalmente. Tampoco la aseguraba, pero sin obediencia era el final de inmediato. Los soviéticos llevaron al extremo, como tantas otras cosas, la capacidad de intervenir la conciencia y la mente de militantes comunistas de todo el mundo para que aceptaran que el partido siempre tenía razón. Y que la tenía tanto cuando decía que había que luchar contra los nazis, como cuando decía que había que colaborar con los nazis. Esto, sin fase preparatoria, sin gradualismos que lo hicieran más fácil de digerir. La línea del partido cambia de la noche a la mañana y hay que sumarse sin más. De esa manera se forja la obediencia absoluta y servil. ¿Qué puede quedar de un ser humano cuando se ha sometido a ese vaciamiento?

Aún así. Hasta en los comunistas de los años 30 y 40 del siglo XX hubo, por lo que sabemos, más inquietud, zozobra y conmoción por ciertos virajes del todopoderoso, de las que hay en este PSOE demediado que acata la amnistía a los golpistas que rechazaba antes de ayer. Los primeros encararon situaciones dramáticas, mientras éstos sólo se juegan las lentejas, la nómina, el carguito, presentes o futuros. Como dijo Redondo Terreros poco antes de que lo expulsaran, después de la inmensa pérdida de poder del 28-M, el PSOE está famélico y sólo puede mantener el chiringuito si logra el Gobierno. Si no lo mantiene, ¿cuánto iba a durar el madrileño al frente del tinglado?

A González y Guerra, que crearon el PSOE del que ahora vive esta gente, los llaman desleales al partido y vejestorios que han perdido el contacto con el mundo actual. ¿Desleales por rechazar algo que el PSOE rechazaba antes del 23-J? ¿Desconectados por proponer acuerdos entre los dos grandes partidos como quiere una mayoría de ciudadanos españoles? ¿Fuera de onda cuando el acto donde se pronunciaron contra la amnistía fue multitudinario? Sí, también los han llamado momias, pero eso lo han hecho auténticas momias, conservadas mejor no saber en qué.

Da igual. No estamos en una discusión racional ni en una discusión. Estamos en colgar sambenitos, señalar enemigos, etiquetar como productos tóxicos. Es la práctica, tan usada por regímenes totalitarios, de control del lenguaje político. La misma que ha introducido, y con éxito, porque hay más tontos de los que caben, el término "tránsfuga" para diputados que no voten lo que dicta su partido. ¿Qué dirán de las democracias donde la disciplina de voto no existe o se rompe con frecuencia? ¿Tránsfugas todos? Es ridículo. Pero podremos contar que hemos visto cómo el PSOE denigraba a quienes lideraron el único PSOE que ha ganado con mayorías absolutas. Porque, desde entonces, oigan, ni una.

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