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José García Domínguez

Suspender la Generalitat o suspender España

Es únicamente una cuestión de tiempo que lo que no se hizo en octubre del 17, más pronto o más tarde, haya que hacerlo.

Es únicamente una cuestión de tiempo que lo que no se hizo en octubre del 17, más pronto o más tarde, haya que hacerlo.
El exvicepresidente y líder de ERC, Oriol Junqueras, y el expresidente de la Generalidad y líder de Junts, Carles Puigdemont. | Europa Press

Cuando los hechos de octubre del 17, efeméride de la que se acaban de cumplir 6 años, ocurrió algo extraordinario en la sociedad catalana. Porque extraordinario es que los miembros de una sociedad, todos, sin excepción, el 100% de los individuos que la componen, coincidan en una misma opinión a propósito del asunto que sea. Y resulta que en aquel no tan lejano octubre del 17, los censados en las cuatro provincias estábamos unánimemente de acuerdo en la necesidad de suprimir la autonomía. Podríamos andar divididos en muchas cosas, pero la urgencia imperiosa de que la autonomía fuese suspendida era algo que nos unía a todos, tanto a los leales como a los separatistas.

Así, los separatistas eran por aquel entonces entusiastas partidarios de que desapareciera, y para siempre, la autonomía; toda vez que, por definición, un territorio soberano resulta incompatible con esa forma de autogobierno limitado. Ellos querían acabar con la autonomía, pero es que nosotros lo deseábamos —y lo seguimos deseando— mucho más todavía. De hecho, la gran promesa incumplida del 155 de chiste que aplicó Rajoy era esa: suspender la autonomía, pero suspenderla de verdad. Los británicos, que no tienen complejos nacionales porque nunca han sido una colonia intelectual de ninguna potencia extranjera, suspendieron 5 años seguidos la autonomía de Irlanda del Norte cuando a los independentistas con mando en plaza se les ocurrió ponerse gallitos frente a la autoridad de Londres. Al final solo fueron 5, pero podrían haber sido 10. O 15. O los que hiciera falta.

Y es que los británicos no toleran que nadie se ría de ellos en su cara; simplemente, no lo toleran. Yo creo, y ya lo tengo escrito aquí, que vamos a elecciones en enero. No porque Sánchez quiera, sino porque lo forzará el Pastelero Loco. Y eso, entre otras derivadas, implicará que Esquerra y Junts recuperen la vía unilateral, ahora circunscrito su uso solo a los alardes retóricos. Es, pues, únicamente una cuestión de tiempo que lo que no se hizo en octubre del 17, más pronto o más tarde, haya que hacerlo. O suspendemos la Generalitat o tendremos que suspender España.

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