
El País acusa al PP de obstruccionismo parlamentario por negarse a colaborar en la elección de los miembros de las comisiones en proporción a la representación de cada cual. Al periódico sanchista le sorprende que, tras admitir que esa proporción se aplique en la Diputación Permanente, se niegue a aceptarla para las comisiones. Luego, el propio artículo, de manera algo torcida, explica que el problema viene del fraude de ley que cometió el PSOE al facilitar mediante la cesión momentánea del número necesario de diputados, que Esquerra y Junts tuvieran grupo parlamentario a pesar de no tener derecho a él. La negativa del PP trata de evitar que ERC y Junts estén representados en todas las comisiones, algo a lo que tendrían derecho si tuvieran grupo parlamentario propio. Y si no tienen derecho a esto, tampoco deberían tenerlo a lo otro. Los fulleros socialistas aducen que la trampa tiene precedentes y no es nueva. Pero, el que una ilegalidad se venga cometiendo desde siempre no autoriza a seguir perpetrándola.
En este caso, además, el fraude tiene delito porque no se trata sólo de que tenga grupo parlamentario quien no tiene derecho a él, sino que los socialistas quieren favorecer a unos partidos que intentaron dar un golpe de Estado y que mañana mismo se negarán a asistir a la jura de la princesa de Asturias con ocasión de su mayoría de edad. Y no se tiene esta atención con ellos por mera bonhomía u obtusa estulticia, sino para comprar sus votos y que el caradura de Pedro Sánchez salga investido como presidente del Gobierno del reino de España. El desastre constitucional que implica la amnistía oculta esta flagrante violación del reglamento de la cámara por virtud de la cual quienes quieren destruir España, escupen en sus instituciones y desprecian sus leyes, además de incumplirlas, disfrutarán de los derechos que esas mismas leyes conceden sin reunir los requisitos necesarios. ¿Quién se lo permite? El PSOE.
Y para que nada de esto se hable en el Parlamento, para que los socialistas no pierdan ni una votación mientras no hayan comprado los votos de golpistas majagranzas, filoetarras extractivos y soberanistas de boca chica y bolsillo ancho, los socialistas mantienen semana tras semana el Parlamento cerrado sin que nada se haga en él. No sólo, sino que tampoco se permite que el Congreso cumpla con una de sus obligaciones más importantes cual es la de controlar al Gobierno alegando que está en funciones. Razón de más pues, aparte el control habitual, habría que supervisar si el Gobierno se extralimita y hace cosas que se supone que en funciones no puede hacer, que las hace. Y muchas.
Y teniendo a un PSOE que gobierna como lo hace, saltándose las leyes y yendo más allá de sus limitadas competencias, otorgando grupo parlamentario a quien no tiene derecho a él y cerrando el Congreso de los Diputados para evitar toda crítica a su infame sometimiento al chantaje de los nacionalistas, el que hace filibusterismo parlamentario, según El País, es el PP. ¡Amos anda!, que diría el de Hortaleza.
