Como era de esperar, los partidos que mantienen al Ejecutivo sanchista no estarán hoy en el Congreso de los Diputados para asistir al acto solemne de la jura de la Constitución Española por la princesa Leonor. Nada de qué extrañarse, tratándose de fuerzas políticas que rechazan las bases de nuestro régimen democrático y cuyos miembros, cuando toman posesión de sus actas de diputados y senadores, prometen obediencia a las majaderías más diversas con ridícula solemnidad en lugar de hacerlo sencillamente por la Constitución, como está establecido.
Al boicot de los radicales separatistas se han unido también los ministros vinculados a Podemos, Montero, Belarra y Garzón, tres políticos histriónicos que tratan de hacerse perdonar con esa actitud pueril las nóminas abultadas de que disfrutan a bordo del coche oficial.
Los ministros ultraizquierdistas tratan de hacer pasar su particular desplante como un gesto de protesta por la existencia de la monarquía, una institución que ellos consideran antidemocrática por no surgir del sufragio popular. Resulta especialmente ridículo que ese sea, precisamente, el argumento utilizado por tres personajes como Irene Montero, Ione Belarra y Alberto Garzón, cuya presencia en el Gobierno de España obedece exclusivamente a la imposición a dedo del mandamás del movimiento chavista, un acto de nepotismo a la vieja usanza que debería abochornar a sus protagonistas y beneficiarios.
Pero el rechazo de los podemitas y sus semejantes al acto que hoy protagoniza la princesa Leonor solo tiene que ver de manera tangencial con un sentimiento refractario hacia la Corona. En realidad, lo que hacen estos radicales izquierdistas es rechazar la Constitución y el Estado de Derecho, bases fundamentales de nuestro sistema democrático, del que la Corona es, precisamente, su principal garantía. Buena prueba de ello es que la ministra Belarra estuvo en la recepción de los reyes tras el desfile del 12 de Octubre, por lo que su ausencia de la jura de la Constitución por parte de la princesa Leonor tiene más que ver con el objeto del juramento que con la persona que lo pronuncia.
A Pedro Sánchez no le avergüenza la actitud de sus ministros ultraizquierdistas, acostumbrado como está a las constantes humillaciones de que es objeto por parte de los partidos que tienen como objetivo acabar con nuestro régimen de libertades. Por ese motivo, la jura de la Constitución por la heredera del trono de España adquiere una relevancia añadida, al reunir en un mismo acto solemne la reafirmación de nuestro texto fundamental y la heredera de la institución que tiene el papel esencial de preservarlo de sus enemigos, hoy en el Gobierno de la Nación.