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Daniel Rodríguez Herrera

Itziar Ituño y la cultura, siempre con ETA

No están defendiendo a Itziar Ituño a pesar de que sea una proetarra. La están defendiendo precisamente porque es una proetarra.

No están defendiendo a Itziar Ituño a pesar de que sea una proetarra. La están defendiendo precisamente porque es una proetarra.
La actriz Itziar Ituño (c) participa en la manifestación convocada por la organización de apoyo a los presos de ETA Sare bajo el lema “Konponbiderako Giltzak, Llaves para la resolución | EFE

El fin de semana pasado, la actriz Itziar Ituño, famosa por su papel de inspectora de policía en La casa de papel, encabezó una manifestación proetarra que reclamaba la liberación de terroristas bajo el lema "Llaves para la resolución". Ya cuando se anunció su participación en la serie de Antena 3 hubo un cierto revuelo a cuenta de su pregón en Basauri en 2012 donde lamentaba la dispersión y sobre todo la que afectaba a su amigo Jesús María Martín, al que decía "Txus, tus semillas han florecido. Mantén el espíritu. Te queremos y queremos tenerte en casa".

Txus planificó el asesinato del sargento de la Ertzaintza Joseba Goikoetxea y participó como conductor del atentado en 1993. Sus dos compañeros lo dispararon en presencia de su hijo. Como las de todos los demás etarras, sus semillas florecieron asesinando. A esa basura criminal es a la que defendía, al borde de las lágrimas, la actriz.

Entonces la polémica no fue a más, seguramente porque ni ella era aún tan famosa ni había tanta libertad para que la derecha nacional presionara a través de redes sociales como X, por aquel entonces un Twitter pre Elon Musk decidido a censurar a la mínima cualquier muestra de resistencia al pensamiento único. Pero en esta ocasión, un concesionario de BMW que la tenía como embajadora de la marca ha rescindido su contrato e Iberia la ha eliminado de sus imágenes promocionales.

Y ha sido el acabose. Han tocado diana y ahí han ido todos y cada uno de los integrantes del autodenominado mundo de la cultura a fichar defendiendo a la actriz proetarra, destacando sus propias palabras como persona comprometida con la izquierda y alabando su valentía, su humanidad y hasta ¡su nobleza! Que defienda su libertad de expresión el periodista Juan Soto Ivars, que se ha destacado por hacerlo en todos los casos similares, puede criticarse, pero no deja de ser coherente. Lo que no tiene un pase es que lo hagan quienes jamás se preocuparon ni un segundo cuando el linchamiento tenía como objetivo a alguien por ser demasiado de derechas o contrario al nacionalismo. Quienes nos recuerdan siempre que ETA ya no mata, pero no pierden ocasión en recordar el franquismo como si fuera lo más actual del mundo.

Los boicots y la llamada cultura de la cancelación son perfectamente legales y legítimos. Tenemos libertad tanto para decir barbaridades como para criticarlas; para contratar o no hacerlo. La duda es si son éticos y ahí nos movemos en una zona de grises que no es tan clara. La cultura de la cancelación se caracteriza muchas veces, por robarle la frase a la izquierda, por hacerse de arriba abajo. Cuando tienes a diputados y ministros criticando a ciudadanos privados, o a las élites culturales o periodísticas encarnizándose con personas anónimas, no creo que el boicot pueda justificarse. Tampoco es razonable que sufrir consecuencias negativas por una ideología política que está dentro del discurso político normal, a derechas e izquierdas. Pero si el apoyo a terroristas no está fuera de lo aceptable, entonces es que vale todo. Y si eso es así, también las Isabel Peralta de este mundo deberían poder decir sus cosas nazis sin consecuencias.

Lo que sucede, claro, es que el mundo de la cultura y la izquierda en general no están defendiendo a Itziar Ituño a pesar de que sea una proetarra. La están defendiendo precisamente porque es una proetarra. Como ellos. Posiblemente la mejor demostración sea el caso del Festival de Cine de San Sebastián, una institución que no movió un dedo cuando el acoso fue dirigido a otras actrices vascas por el pecado de considerar que etarras como Otegi no deberían tener cargos públicos, caso de Marta Etura, o simplemente por ser la madre de los hijos de Borja Sémper, como le pasó a Bárbara Goenaga, ambas además vinculadas como presentadoras al festival. En cambio, no ha perdido un minuto en anunciar su apoyo a Ituño. Porque no defiende la libertad de expresar cualquier ideología: defiende su ideología, que es la de Josu Ternera, protagonista de una amabilísima entrevista de Jordi Évole que programaron en detrimento del último documental de Iñaki Arteta, al que tienen vetado. Y no hay más.

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