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Javier Somalo

El que con Bildu duerme, nacionalista despierta

Hoy el PP, si analiza bien sus datos electorales, podría aspirar a una mayoría absoluta nacional sin problemas.

Hoy el PP, si analiza bien sus datos electorales, podría aspirar a una mayoría absoluta nacional sin problemas.
Alfonso Rueda saluda a militantes tras resultar ganador de las elecciones gallegas. EFE/ Lavandeira Jr | EFE

El PP (40) ha superado con nota el examen de las elecciones gallegas aumentando su poder territorial en toda España al revalidar la mayoría absoluta. Y lo ha hecho con cambio de candidato, con pellets, con amnistías, con Vox en contra y con las más variadas manipulaciones desde el Gobierno y sus medios. Alfonso Rueda, que sucedió a Alberto Núñez Feijóo por fuerza mayor, ya es presidente de la Xunta de Galicia pasando por las urnas.

El batacazo del socialismo se daba por descontado pero había que verlo… y ha llegado sin paliativos: 9 escaños. La izquierda de Marta Lois y Yolanda Díaz desaparece en la insignificancia y Vox se queda muy lejos de donde reparten los escaños. Crece el nacionalismo, el BNG (25), que gana 6 escaños aunque con mucho voto anti-PP sin más pretensiones. De lo que ya no cabe duda alguna, y esa es la peor noticia del día, es que la culpa de ese auge separatista es de su casero, el PSOE.

Pocos días antes de las elecciones el partido de Pedro Sánchez, el partido que sigue ocupando sin votos La Moncloa, admitió que José Ramón Gómez Besteiro trabajaba por la victoria del BNG de Ana Pontón. El PSOE ya no cuenta con ganar —ni ser o estar— si no es adosado al nacionalismo golpista al que quiere amnistiar para seguir con vida. En Cataluña, en el País Vasco, en Galicia y en todas partes donde sea menester. El socialismo, herido de muerte, es el acelerador del separatismo como ha quedado demostrado también en Galicia.

Pese a los tropiezos, el PP no perdió en la campaña electoral el discurso nacional y, como dijimos y era de esperar, interesó a los gallegos. ¡Cómo no les iba a interesar! Si la amenaza es el nacionalismo, había que denunciar el nacionalismo. Todo, porque en todas partes es igual de destructivo y en todas partes empobrece y corrompe. Galicia es una victoria importantísima para los ciudadanos de Galicia y para toda España.

De hoy en adelante, el PSOE está en cuenta atrás como partido nacional, absorbido por el separatismo del que pretende servirse para que Pedro Sánchez permanezca en La Moncloa. Esa es la principal lección que se extrae de estas elecciones. No cabe, pues, descanso ni siquiera para celebrar la contundente victoria que, según oportunas palabras del ganador Alfonso Rueda, también se debe a que el PP dejó claro un mensaje nacional: "Aquí no queremos chantajes".

La página gallega abre el próximo capítulo en el que Pedro Sánchez doblará la apuesta por su permanencia o colapsará sin posibilidad de aprobar ley alguna. Es imprescindible que el PP se pertreche con todos los argumentos que siempre ha defendido el centro derecha en España, cuya base social sigue intacta. Si, como parece, Vox insiste en equivocarse de adversario tendrá que ser el partido de Núñez Feijóo el que asuma toda la responsabilidad de impedir que el PSOE avance un solo paso en su objetivo de subvertir el orden constitucional de la mano de los separatistas que ganan terreno a su costa.

Hay ya argumentos más que de sobra para saber qué demandan los votantes de centro derecha como para andarse con remilgos, acercamientos al ignoto socialismo bueno y demás ñoñeces. Hoy el PP, si analiza bien sus datos electorales, podría aspirar a una mayoría absoluta nacional sin problemas. La clave es no ceder al socialismo ni al nacionalismo… y ya son la misma cosa.

Se han dado ya pasos que algunos consideraban inimaginables como buscar que el delito de terrorismo o de traición con injerencia del Kremlin incluida, queden dentro de una Ley de Amnistía. ¡Y nos rasgábamos las vestiduras cuando el régimen de Sánchez borró la sedición como delito! Si no hemos fracasado del todo como país es gracias a la oposición de muchos jueces y fiscales que sí están dispuestos a guardar y hacer guardar la Ley. No se les puede dejar solos ni desautorizarles consintiendo pactos, como la renovación del CGPJ, con un partido que ya ha demostrado con hechos que desprecia la división de poderes, pilar de la democracia.

Tras la victoria de Alfonso Rueda, el PP confirma un extraordinario poder territorial que tiene la obligación de convertirse en el contrapeso definitivo al separatismo —Bildu, ERC, Junts, PNV o BNG— cuya sede está en la calle Ferraz.

Pedro Sánchez dijo, mintiendo como siempre, que no podría dormir tranquilo con Podemos en el Gobierno, pero al final le va a costar más caro encamarse con Otegui.

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