Prueba de la debilidad del Gobierno de Pedro Sánchez es la creciente percepción de que la legislatura va a ser breve. Y cuanto más insiste el presidente del Ejecutivo en que hay legislatura para rato más aumentan las posibilidades de un adelanto electoral. Son muchas las circunstancias que conspiran para un final abrupto y nuevas elecciones antes de que acabe este 2024. El pacto entre PSOE y PP sobre la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y la despolitización de los próximos nombramientos judiciales han causado un profundo malestar en los socios de legislatura de Sánchez, desde Sumar a todas las fuerzas separatistas catalanas y vascas que sostienen el Ejecutivo pero bajo la amenaza permanente de dejarlo caer.
Con la aplicación de la amnistía en marcha, a los independentistas catalanes sólo les quedan dos peticiones de máximos, la soberanía fiscal (el concierto vasco para Cataluña) y la autodeterminación. De los avances en esas materias dependerá un eventual apoyo a los Presupuestos Generales del Estado. Pero puede suceder que ni Sánchez sea capaz de satisfacer las últimas exigencias de los nacionalistas catalanes y prefiera convocar elecciones a seguir sometido penosamente al chantaje separatista.
Sumar no ofrece ninguna garantía de estabilidad a Sánchez y Podemos está directamente en contra de cualquier iniciativa que acometa el Ejecutivo. A la izquierda del PSOE todo es debilidad y división, enfrentamientos cainitas entre las decenas de facciones que componen los artefactos de la extrema izquierda armados en torno a Sumar. En cuanto a ERC, la situación es aún más crítica. Se trata de una formación descabezada y que ha ido retrocediendo electoralmente conforme aumentaba su colaboración con Sánchez. Esa desorientación de los republicanos catalanes puede propiciar una repetición electoral en Cataluña que sería otra circunstancia favorable a una convocatoria de las generales en la misma fecha, el próximo 13 de octubre.
Es evidente que Sánchez no piensa ni pensará en el bien de España, sino en el suyo y en sus difíciles circunstancias políticas y personales, con su esposa y su hermano bajo la lupa de la justicia por diferentes negocios. Y sin Presupuestos y al dictado de Puigdemont, es factible que hasta Sánchez tenga un arrebato de dignidad y convoque nuevos comicios en la esperanza de que el granero de votos catalán le sirva para mantener las opciones de reeditar otra coalición Frankenstein. Pero cuanto más dure esta situación de bloqueo, peor para España, para sus opciones de crecimiento económico y para el bienestar de sus ciudadanos. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha declarado este jueves en los micrófonos de esRadio que no descarta que haya elecciones generales el próximo 13 de octubre, en coincidencia con unas nuevas catalanas. También ha dicho que su partido trabaja con la hipótesis de que este año se celebrarán unas generales. Con Sánchez cualquier cosa es posible.



