Hablar de magia negra, sesiones de espiritismo, brujería, santería y chavismo es redundante. Hay dos libros del periodista David Placer sobre el asunto, con pruebas documentales y decenas de testimonios: Los brujos de Chávez y El dictador y sus demonios: La secta de Nicolás Maduro que secuestró a Venezuela. El fiscal general Tarek William Saab decía hace unos días que los principales partidos de la oposición proceden de una secta satánica. Vaya por dios…
Solo diré que todo el mundo en Venezuela ‘sabe’ por qué Nicolás Maduro adelantó las elecciones al 28 de julio cuando estaban previstas para diciembre. Y no es porque teman una victoria de Trump. Maduro heredó de Chávez, además del poder, la superstición.
El precedente: Chávez y los huesos de Bolívar
La bruja de cabecera de Chavez se llamaba Cristina Marksman. Le predijo que moriría antes de cumplir los sesenta años. Palmó con 59. Nunca he entendido ese empeño en amargarte antes de tiempo…
Chávez presumía de estar conectado con el más allá mientras expropiaba el más acá. Consultaba para casi todo a videntes. Se le presentaron, entre otros, su bisabuelo y sus padres, muertos se entiende: "Mi madre me sobaba este hombro, mi padre el otro", contó. Nadie en la sala movía una ceja.
Todo se olvida, pero llegó a desenterrar el cadáver de Simón Bolívar, según dicen, para usar los huesos en prácticas de santería, rituales paleros los llaman. En el Palacio de Miraflores hay específicamente un Salón de la Brujería. Y se usa. Placer ha publicado fotos de la residencia presidencial con altares en cada esquina con sus velones y sus ofrendas. Uno con una cabeza de caimán. Qué asco. Sobre la espada de Bolívar se ven pétalos y chuches… La sangre es dulce.
Aquella ceremonia chavista fue retransmitida en directo por la televisión y la radio. A Chavez se le metió en el cuerpo Bolívar y entabló una conversación a dos voces:
"Mirando el cráneo, mirando el espacio donde estuvieron los ojos, le pregunté en silencio, orando, aquella pregunta del gran Pablo Neruda: ¿Padre eres tú? ¿O no eres? ¿O quién eres? Y me respondió desde el corazón: sí soy yo pero despierto cada cien años cuando despierta el pueblo".
Chavez se hacía servir en la mesa dos platos de pollo y dos plátanos, los otros delante de una silla vacía. Eso pensaría el desgraciado que no era capaz de ver allí sentado a Bolívar. Lo que llevan aguantando los venezolanos sí está escrito.
Parece demostrado que quien le introdujo en la magia negra fue Fidel Castro aunque él de serie traía lo suyo: creció en "tierras de cuentos de ánimas". Esos ritos llegaron a Cuba por los esclavos africanos. Algunas versiones dicen que Fidel, sabiendo que Hugo era muy supersticioso, le colocó un santero-espía, 'babalawos', en cada ministerio e institución pública. Invocaban y reportaban lo visto y oído en el más allá y en el muy acá.
Maduro nos deleitó al poco de morir su chamán con lo del pajarito que le habló. Es muy devoto del gurú indio Sai Baba y en el libro antes mencionado se acusa a esta "secta de haber secuestrado Venezuela". La superstición es un arma de control, manipulación y terror real.
El propio lugar donde reposan los restos del expresidente de Venezuela se ha convertido en lugar de peregrinación y petición: un marido, un trabajo, una casa… Lo que el socialismo no da sino que quita. Un San Antonio de Padua de causas perdidas según está el país. Le llevan a cambio tabaco y ron. Los vicios.
El 28 de julio y el fémur de Chávez
Pues un 28 de julio de 1954 nació Hugo Chávez y entre los venezolanos se ha corrido la voz, visto lo visto y vivido lo vivido, de que Maduro habría hecho coincidir la jornada electoral con el cumpleaños del anterior sátrapa, 70 años los que hubiera cumplido, para que funcionara una brujería en la que se "usaron los huesos de Chávez". Te confirman incluso qué hueso ha sido el agraciado, y no es el de la risa, sino el fémur.
Llega un punto en que una ya no sabe qué creer, "en un mundo loco siempre es más sencillo obedecer", escribió Graham Greene en Nuestro hombre en la Havana. El chavismo es como una maldición divina. Me decía una venezolana cabal, "Nuria, es una vergüenza, pero es verdad". A lo del férmur se refiere.
En Venezuela se celebran estos días "vigilias de oración" encadenadas, muchas horas de rezo en naves industriales porque las iglesias se quedan pequeñas para ahuyentar la maldición, para contrarrestar lo del fémur, a ver, es el hueso más grande del cuerpo.
"Esta gente no tiene ni límites", te advierten. Hay tiranías tan increíbles, tan inasumibles que te sacan de "tus casillas" y sólo te queda pensar que son obra del demonio. Mijaíl Bulgákov lo vio claro y nos hizo volar por los aires con brujas desnudas en la Unión Soviética de Stalin, Moscú 1930, en la fantástica novela fantástica El Maestro y Margarita.
Sin duda, esto va más allá de una batalla electoral. Es una batalla espiritual y moral.