Menú

La farsa del tonto útil de Putin

Que organizó un referéndum es la única verdad. En todo lo demás, Puigdemont miente o exagera tanto que es peor que mentir.

Que organizó un referéndum es la única verdad. En todo lo demás, Puigdemont miente o exagera tanto que es peor que mentir.
El expresidente catalán Carles Puigdemont, en su intervención de ayer. | EFE

El prófugo Carles Puigdemont es un llorón profesional, el tipo de político catalán agonías, un victimista de cuidado que ha convencido a mucha gente de que lleva siete años perseguido, reprimido y violentado, un hombre destrozado por la justicia española cuyo único delito es haber organizado un referéndum de independencia en Cataluña. Que organizó un referéndum es la única verdad. En todo lo demás, Puigdemont miente o exagera tanto que es peor que mentir.

Al expresidente catalán le revienta que le llamen prófugo porque sostiene que se fue de España cuando todavía no había una orden de detención contra él. Y que en cuanto supo de tal orden se presentó ante la justicia, la de Bélgica, país que le acogió con los brazos abiertos porque está especializado en proteger a delincuentes españoles, desde asesinos etarras a golpistas catalanes. Tampoco le gusta que digan que se escapó en un maletero. Lo niega tanto y con tanto empeño que no cabe más conclusión que la de que se escapó en un maletero.

Puigdemont miente, exagera o se olvida de explicar que la Generalidad le tiene a cuerpo de rey a cargo del erario público. Que a pesar de ser un delincuente prófugo disfruta de no pocas de las regalías de haber sido presidente de la Generalidad. Por ejemplo, dispone de un vehículo oficial proporcionado por la Generalidad y de un gabinete con un jefe, el pintoresco Josep Lluís Alay. Es verdad, eso sí, que los agentes de los Mossos que le dan cobertura son suyos. No es que les pague de su bolsillo. Eso nunca. Sino que oficialmente ni la Generalidad ni el Ministerio del Interior le han proporcionado escolta, por lo que se la ha organizado él mismo con un selecto grupo de agentes "patriotas" que van y vienen de Barcelona a Waterloo gracias a la manga ancha de la Generalidad y a la vista gorda de Interior. Y eso es así desde el principio, desde finales de 2017.

Tan singular "exilio" unido a otros detalles como el contrato de su esposa en la Diputación de Barcelona suavizan notoriamente las aristas de la persecución que dice sufrir. Por si alguien tenía alguna duda de que lo de Puigdemont es cuento, teatro del bueno que decía Mourinho, ahí están las imágenes de la segunda fuga, captada por las cámaras de cientos de personas, de decenas de medios y hasta por las cámaras de las zonas de bajas emisiones del Ayuntamiento de Barcelona, según ha explicado el concejal del ramo.

La nueva fuga fue una farsa en la que quinientos agentes de los Mossos actuaron como figurantes, extras en una producción de Gonzalo Boye que se saldará con cero imputaciones cuando el jefe de los Mossos debería estar ya en prisión preventiva para empezar a hablar.

Y en esa farsa faltaba el papel del gran empresariado catalán agrupado en la patronal Foment, antaño Fomento Nacional del Trabajo. El papel es esa nota de la que daba cuenta La Vanguardia y en la que esos grandes capitanes de la economía regional decían: "Desde el respeto al Tribunal Supremo, como órgano jurisdiccional superior salvo lo dispuesto en materia de garantías constitucionales, Foment del Treball considera que aquel se equivoca al no aplicar plenamente la Ley Orgánica de Amnistía, y muy especialmente al no aplicarla al Molt Honorable Carles Puigdemont. Y confía que, apreciada la voluntad de Carles Puigdemont de regresar a España y, por consiguiente, ponerse a disposición de ese Tribunal, sea puesto en libertad de forma inmediata".

O sea que Puigdemont venía a entregarse... Grande Foment. La carta no llegó a hacerse pública. No hizo falta porque Illa la hizo suya y arrancó su discurso de investidura exigiendo al Supremo la amnistía para Puigdemont, el represaliado que tiene oficina de expresidente de la Generalidad, coche a cargo de la Generalidad, escolta gracias a la pasividad del Estado y la Generalidad, etcétera, etcétera. Puigdemont, el tonto útil de Putin, la malversación echa carne, el "Molt Honorable" de Foment.

Temas

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal