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El círculo vicioso de Pedro Sánchez

Es la pura explotación de los instrumentos del Estado a fin de desactivar como sea las investigaciones judiciales que se ciernen sobre su entorno más directo.

Todo lo que rodea al presidente del Gobierno hiede a cambalache, apesta a tráfico de influencias y atufa a nepotismo. Las últimas revelaciones en torno al hermanísimo, David Azagra para el arte, indican de manera descarnada que la Agencia Tributaria es parte de su defensa, del mismo modo que el líder socialista utiliza a la Abogacía del Estado o a la Fiscalía en todo aquello que afecta a su esposa, Begoña Gómez. Es la pura explotación de los instrumentos del Estado a fin de desactivar como sea las investigaciones judiciales que se ciernen sobre el entorno más directo de Pedro Sánchez.

Requerida la Agencia Tributaria por parte de la juez de Badajoz que investiga la comisión de posibles delitos que podrían haber sido cometidos por el hermano del presidente del Gobierno, esta se limitó a señalar que su situación fiscal era perfectamente regular sin abrir siquiera una simple indagación sobre las singulares circunstancias del aludido. Es decir, que en vez de atender el requerimiento de la Justicia, Hacienda se sumó a la defensa de David Pérez Sánchez-Castejón para exonerarlo de cualquier delito contra el erario con el argumento de que el convenio para evitar la doble imposición suscrito por España y Portugal "prevé que las remuneraciones pagadas por un Estado contratante o una de sus entidades locales a una persona física por razón de servicios prestados a ese Estado o entidad solo pueden someterse a imposición en ese Estado, aunque fuera residente en el otro Estado".

La información exclusiva de Libertad Digital sobre el papel de Hacienda en relación al hermano de Pedro Sánchez es de capital importancia porque demuestra hasta dónde llegan sus tentáculos, la capacidad de maniobra para torpedear las diligencias judiciales y su "modus operandi" a fin de desactivar o como mínimo dificultar las investigaciones judiciales.

Tanto en el caso de Begoña Gómez como en el de David Sánchez, todo son obstáculos, advertencias, trabas y un indisimulado afán de no colaborar con la Justicia, de parapetarse en la condición de esposa y hermano del presidente como único argumento de la defensa. Y ahí están ambos, una catedrática que no es licenciada y un músico que dispone de un cargo a la medida en la diputación de Badajoz imposible de justificar salvo por razones estrictamente familiares. Nadie sabe qué méritos asisten a la señora de Sánchez ni qué cometido tiene el señor David Sánchez. Todo es chusco, escandaloso, peculiar e imposible de explicar. La versión doméstica del sanchismo, chanchullos, chapuzas y cortinas de humo.

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