Menú
EDITORIAL

Un Estado fallido frente a la tragedia de Valencia

Cuando todos los balances son todavía provisionales lo único evidente es que la reacción política frente a la catástrofe ha sido parte de esa catástrofe.

El insoportable coste humano de la tragedia de Valencia demuestra las carencias de un Estado profundamente debilitado y cuya arquitectura institucional está al borde del colapso. Cuando todos los balances son todavía provisionales lo único evidente es que la reacción política frente a la catástrofe ha sido parte de esa catástrofe. Las Fuerzas Armadas, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y los diversos servicios de emergencia deberían haber sido activados en masa, puestos al servicio de la población de manera inmediata, coordinados con criterios profesionales por profesionales y no por políticos con criterios partidistas. Sin excusas ni quejas.

En vez de eso estamos asistiendo a un espectáculo político nada edificante mientras los cadáveres se pudren en las salas de estar de las casas devastadas por las riadas. Y han pasado ya cuatro días de quiebra absoluta de la seguridad ciudadana, de ausencia de los suministros indispensables, de cortes en las comunicaciones. Todo ello en un entorno densamente poblado, en una zona geográfica de rápido acceso desde las grandes capitales españolas. El efecto es totalmente tercermundista. Los bomberos, policías, militares, enfermeros que están sobre el terreno protagonizan actos de auténtico heroísmo mientras piden desesperadamente ayuda, como los ciudadanos. Pero el Gobierno no responde, se muestra incapaz de reaccionar, de rescatar a las cientos de miles de personas que están sufriendo un auténtico infierno, una situación perfectamente equiparable a un conflicto bélico.

Decir, como ha hecho el Gobierno, que España es un Estado autonómico para sacudirse cualquier responsabilidad es de una ruindad absoluta, propio de personajes incompetentes y dañinos. El Ejecutivo de Pedro Sánchez se esfuerza, pero no en ayudar a las víctimas sino en atribuir todas las responsabilidades y culpas a la Generalidad valenciana del PP. Ese es el nivel de infamia de un Gobierno que en la tradición de los Ejecutivos anteriores ha ido pagando las facturas políticas del apoyo de separatistas catalanes y vascos y de la extrema izquierda con recursos, medios y competencias del Estado.

Que no haya habido un despliegue masivo del Ejército en medio de un escenario de destrucción, saqueos, robos y máxima inseguridad es la prueba del colapso, la evidencia de un Estado fallido cuyo Gobierno se centra en culpar al presidente autonómico y que prácticamente se abstiene de participar en el rescate porque dice que no es competente, que España es un Estado autonómico. Y al parecer también un Estado sin Ejército y en el que se tarda días en ayudar a las víctimas de las catástrofes que suceden en el mismo territorio nacional y en zonas no precisamente de difícil acceso.

El Ejército es un recurso del que ningún Estado se puede permitir prescindir por razones estéticas, ideológicas o partidistas cuando están en juego la vida, la seguridad y las propiedades de las personas. Discutir sobre competencias en este escenario es un crimen.

Temas

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Libro
    • Curso
    • Escultura