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Daniel Rodríguez Herrera

El bulo de Maldita contra Zuckerberg

En muchas ocasiones, en especial en temas políticamente polémicos, el trabajo de los verificadores ha consistido en calificar de bulo a lo que no es más que una opinión distinta a la suya.

En muchas ocasiones, en especial en temas políticamente polémicos, el trabajo de los verificadores ha consistido en calificar de bulo a lo que no es más que una opinión distinta a la suya.
Mark Zuckerberg. | Europa Press

El fundador de Facebook llevaba desde verano dando señales de que se había hartado del régimen progre que lleva imponiendo su ideario en las redes sociales, en sus redes sociales, desde la primera victoria de Trump en 2016. Ya fuera por convicción, como tantos empresarios de origen judío tras contemplar la reacción antisemita de la izquierda tras el 7 de octubre, o por conveniencia ante la posible llegada del republicano al poder, lo cierto es que a nadie le ha sorprendido su anuncio, en el que confiesa los pecados cometidos durante la era woke y anuncia una serie de medidas para enmendarse. Una de ellas, por el momento limitada a Estados Unidos, es deshacerse de los verificadores de noticias, los infames fact checkers, a los que lleva contratando desde hace más de un lustro para que decidan qué verdades son admisibles en internet.

En Libertad Digital conocemos bien el sistema porque nos tocó sufrirlo. A una tal Abril Mulato, verificadora mexicana de Associated Press, le dio por calificar de bulo una de nuestras noticias sobre Estados Unidos. Nuestro artículo se limitaba esencialmente a resumir un reportaje de Time sobre una conjura para "salvar las elecciones de EEUU", que para la revista era sinónimo de apoyar la victoria del senil y desastroso Joe Biden. Nunca negaron que lo que decíamos era cierto: todas sus objeciones se basaban en que nuestra interpretación de los hechos era negativa, mientras que Time y sus fuentes no hacían otra cosa que darse palmaditas en la espalda por su éxito. Para recibir el sello de aprobación de la verdad oficial tuvimos que añadir una aclaración al comienzo de la noticia, pero aun así durante meses todas nuestras publicaciones en la red social sufrieron una penalización.

Sí, como lo leen. Nuestra empresa sufrió una notable rebaja del tráfico proveniente de Facebook durante meses, con su correspondiente descenso en ingresos publicitarios, porque a una periodista le disgustó que no consideráramos apoyar a Biden en las sombras como un servicio a la patria. Así que permítanme que no me deshaga en lágrimas ante la reacción histérica al anuncio de Zuckerberg de los verificadores, muchos de los cuales es posible que deban cerrar en cuanto Meta deje de pagarles por sus servicios. Pero sí hay algo en ella que merece la pena reseñarse: el poco respeto a la verdad que ha sido siempre marca de la casa verificadora y que ha dejado claro la CEO de Maldita y actual presidenta de la asociación de los fact-checkers europeos.

"Hoy Zuckerberg hace acusaciones que son mentira. Los verificadores de hechos no ‘censuran’ a nadie. Desmentimos falsedades. Siempre ha sido decisión de Meta qué hacer con el contenido verificado, no nuestra", ha publicado Clara Jiménez Cruz en X. El problema es que en las declaraciones que ha hecho Zuckerberg nunca afirma tal cosa. Al contrario, lo que dice es que quien censuró fue su propia empresa. En un mea culpa. Es cierto que también considera que los verificadores, especialmente en EEUU, han estado demasiado sesgados políticamente y eso "ha destruido más confianza que la que han creado". Lo que nos pasó en Libertad Digital es un ejemplo claro. Tu propio tuit es otro. Muchos verificadores como el tuyo –que, admito, es infinitamente mejor que Newtral, el chiringuito de Ana Blanco– dedican trabajo a verificar memes y rumores de WhatsApp con datos incontrovertibles, es verdad. Pero en muchas ocasiones, en especial en temas políticamente polémicos, vuestro trabajo ha consistido en calificar de bulo con datos y opiniones discutibles a lo que no es más que una opinión distinta a la vuestra, además de dejar que las mentiras de la izquierda dieran la vuelta al mundo antes de poneros vuestros zapatos verificadores. Y eso cuando lo hacíais.

El dinero que paga Meta por los servicios de los verificadores pronto desaparecerá y de entre los gigantes tecnológicos californianos sólo Google seguirá censurando bajo los criterios sesgados que han dominado el discurso público la última década. Esperemos que Martin Varsavsky tenga razón y también ellos anuncien un cambio que ponga fin al dominio de la izquierda californiana sobre el discurso en Occidente que denuncié en 2018 y que se intensificó tras el asalto al Capitolio a comienzos de 2021. Sólo por eso merece la pena que haya ganado Trump, la verdad.

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