Menú

No seas racista, no canceles a islamófobos

Pocas cosas se me ocurren más racistas que el silogismo que hay detrás de quienes quieren cancelar la islamofobia.

Pocas cosas se me ocurren más racistas que el silogismo que hay detrás de quienes quieren cancelar la islamofobia.
Karla Sofía Gascón. | Cordon Press

Lo fácil sería argumentar que los tiempos están cambiando. Y que ese cambio, para tranquilidad de Pedro Sánchez, avanza invariablemente hacia el progreso. Es un progreso vertiginoso, al parecer. Ayer celebrábamos, supuestamente, que la actriz trans Karla Sofía Gascón ya no tuviese que ver silenciado su talento debido a ser quien es. Que pueda incluso disfrutar de la admiración global en las galas más prestigiosas del mundo, que antes se la negaban. Hoy es necesario señalarla por cómo piensa. Así que su talento, que no ha tenido tiempo de menguar, debe pese a todo regresar a aquella oscuridad cerrada que impedía antes de ayer que nadie gozase de la oportunidad de valorarlo. "El objetivo", comentan por ahí, "es que las personas que piensan cosas no respetables dejen de pensarlas". Y yo lo que percibo es un avance, como he dicho. Un sutil desplazamiento conceptual que permite seguir discriminando a las personas exactamente igual que como se hacía antes del advenimiento del progresismo salvífico, siempre que esa discriminación responda a algo tan problemático, por voluntario, como sus pensamientos; y no a su no menos problemática, por involuntaria, biología.

Por desgracia, la vida es un misterio paradójico. No hay quien la entienda. Y el caso de Karla Sofía Gascón es algo parecido a un acertijo envuelto en un enigma. Uno se termina preguntando, por ir sobre seguro, cuáles son esos pensamientos suyos tan inaceptables que nos dejan hoy discriminarla honradamente, no vaya a ser que nos pasemos de frenada. Y la respuesta es inquietante: "Es islamófoba". Es decir, que discrimina a otras personas por el mismo motivo por el que nosotros tenemos permitido discriminarla a ella.

En este último paso entiendo que haya gente que se pierda. La culpa no es mía, sino de quien decidió confundirnos los conceptos. A día de hoy, sostienen algunos, decir islamofobia es querer decir lo mismo que racismo. Pero querer decir una cosa diciendo otra distinta no hace que esa cosa cambie. Hasta dónde yo sé, fobia significa miedo. Y el Islam es una religión. O, por hablar en ateo sesudo, un "sistema de creencias". Lo que quiere decir que en algún recodo del camino a alguien le pareció inaceptable que una persona trans pueda albergar pensamientos en contra de una una serie de personas que profesan una fe capaz de incitarlos a lapidarla por ser quien es, llegado el caso. Menuda locura bárbara. Y sin embargo, a lo que sí que hay que proteger a toda costa es a esa pobre "cosmovisión cultural alternativa" que de vez en cuando arroja por el mundo hordas diversas de terroristas fundamentalistas. Pocas cosas se me ocurren más racistas que el silogismo que se esconde detrás de esa ocurrencia.

En fin. Démosle tiempo al tiempo. Como hemos dicho, las cosas están cambiando. Quizá en algún momento las mentes más preclaras del progresismo mundial alcancen la conclusión definitiva de que discriminar a las personas por su manera de pensar termina siendo igual de problemático que hacerlo por sus rasgos biológicos. Tal vez hasta lleguen a la conclusión sesuda de que la única salida sólida de este embrollo consiste en discriminarlas exclusivamente en base a sus acciones. Quién sabe. Por mi parte, ni siquiera es necesario que reconozcan, cuando por fin lo capten, que eso ya lo defendemos quienes a día de hoy somos también discriminables. Por fascistas, evidentemente.

Temas

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal