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Monedero, el Errejón de Podemos y sus encubridoras

Monedero tenía bula. En su caso lo mejor era correr un tupido velo mientras se ponía en la picota a los demás hombres por el mero hecho de ser hombres.

De las creadoras del "sólo sí es sí" y el "hermana, yo sí te creo" llega a la actualidad el encubrimiento de Juan Carlos Monedero, el Errejón de Podemos. Las denuncias internas en el seno de la formación morada sobre los presuntos excesos de índole sexual de Monedero se produjeron cuando Irene Montero era ministra de Igualdad, en la época en la que ella y su secretaria de Estado Ángela Rodríguez Martínez, alias Pam, defendían con uñas y dientes la veracidad absoluta de todas las denuncias sobre acosos y abusos sexuales. Sin embargo, ocultaban celosamente las acusaciones contra Monedero, un referente de su partido al que protegían de la exposición pública y al que excepcionalmente aplicaban la cláusula de la presunción de inocencia.

Mientras ponían en duda la honestidad de todos los hombres sin matices ni excepciones, mientras aseguraban sin reparo alguno que todos los hombres eran violadores en potencia, gestionaban de un modo muy particular las denuncias que militantes y simpatizantes de su partido les trasladaban sobre el comportamiento de Monedero, sobre la presunta propensión del líder morado a sobrepasarse con las mujeres, una conducta totalmente contraria a la moral sexual preconizada por Montero y Pam desde sus magistraturas gubernamentales y desde el partido.

La confesión de Errejón sobre las "contradicciones" entre su discurso y su comportamiento con las mujeres sirvió para que la propia Irene Montero cargara contra el antiguo compañero de partido al tiempo que ignoraba las denuncias contra Monedero. Al igual que Ione Belarra, quien se escuda ahora en que las denunciantes le pidieron discreción. ¿Discreción? ¿Pero no se trataba de denunciar en voz alta los abusos? ¿Pero no eran los agresores quienes debían tener vergüenza? ¿Pero es que no era posible proteger la identidad de las presuntas víctimas y exponer a su vez al supuesto agresor? Pues se conoce que no, que Monedero tenía bula, que en su caso lo mejor era correr un tupido velo mientras se ponía en la picota a los demás hombres por el mero hecho de ser hombres.

Entre tanto, Monedero seguía tranquilamente con su vida, gozando de las excelencias de ser considerado un referente de la izquierda, incluso intelectual, danzando como un payaso en los mítines del sátrapa Maduro, impartiendo doctrina en los medios de la izquierda y en la misma Universidad Complutense, convertida la institución en un altavoz de las ideas más delirantes y criminales de la extrema izquierda, sin darse por aludido cuando sus comportamientos, como mínimo rijosos y habrá que ver si delictivos también, eran un secreto a voces. Igual que en el caso de Errejón y de otros machos alfa de la izquierda que iban a asaltar los cielos y se detuvieron en las entrepiernas.

Que encubridoras y encubiertos tuvieran en su mano la redacción de leyes como la de "garantía integral de la libertad sexual" pone en evidencia la degradación política en la que ha sumido a España la izquierda, del PSOE a Podemos pasando ahora por Sumar. Que ninguna de esas mujeres supuestamente empoderadas que clamaban contra todos los hombres reconozca sus errores es otra vuelta de tuerca en el descrédito de una izquierda amoral, inquisitorial y sin el menor atisbo de vergüenza, dignidad y coherencia.

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