
¿Cómo creo yo que va a acabar todo este jaleo de la quita "catalana" de la deuda autonómica y tal y tal? Ahí va mi quiniela:
- Al final no va a haber "cupo catalán", se pongan los separatistas como se pongan. El Estado puede estar ocasionalmente en manos de trileros, pero nunca de tontos. ¿Por qué ceder poder cuando puedes simplemente repartir más dinero? Equilibrando así la balanza del perpetuo chantaje de unos a otros, y viceversa. La única vez que el Estado se ha desprendido efectivamente de poder fiscal, fue cuando autorizó el régimen especial para el País Vasco y Navarra. Error importante que no se volverá a repetir.
- Por las mismas, no parece que nadie tenga lo que hay que tener para revertir ese inmenso error, que es además una inmensa injusticia. Tanto acusar a según quién de "dumping fiscal", pero no llaman por su nombre a los únicos autorizados por ley a practicarlo. Spoiler: no tienen ocho apellidos madrileños.
- Ya puestos, si de verdad se quería impedir que unas comunidades autónomas ofrezcan más incentivos fiscales que otras, haber votado la LOAPA, ¿no? La Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico, iniciativa felipista tumbada por Jordi Pujol… de aquellos polvos vienen estos lodos.
- No va a haber cupo catalán, pero sí algún tipo de "singularidad", probablemente expresada a través de un consorcio tributario mixto, un ente participado por el Estado y por la Generalitat para recaudar los impuestos. No les darán la llave de la caja, pero les dejarán jugar con el llavero.
- Los errores de los arquitectos se tapan con plantas, los de los médicos con tierra y los de los malos políticos con deuda, deuda y más deuda.
- El mecanismo perverso del "café para todos" consiste en que "los catalanes" piden más dinero para "ellos", los demás primero se enfadan y luego acaban poniéndose a la cola para pedir lo mismo. Como cuando Pujol pedía, pongamos, la competencia de puertos, y le imitaban hasta los presidentes de comunidades carentes de mar. Eso no se acerca ni por asomo a racionalizar y equilibrar el sistema. Convierte en un duelo al sol lo que podría ser un debate serio.
- Tan poco serio es el debate, que mientras los socialistas hacen "pedagogía" a favor de la quita catalana, va Puigdemont y se pone en contra. Con un argumento irresistible para cualquiera que tenga una visión infantil, por no decir anal, de Cataluña y de España: malo es que a mí no me lo den todo, peor que a los demás les den algo. Pero ojo con pensar que Puigdemont hace esto sólo por despecho hacia ERC y ya se le pasará. El de Waterloo no soporta la idea de que él críe la fama, pero Salvador Illa carde la lana. Es decir: que si la quita sale adelante, el desahogo de los intereses de la deuda catalana y la mejora de las arcas de la Generalitat sean medallas en el pecho del socialismo. Es capaz de mantener el pulso hasta el final sólo por eso. Ojo.
- ¿Y ante esto, qué puede hacer el PP? ¿La honra o los barcos? ¿Se imaginan la próxima campaña electoral andaluza, tirándose los millones perdidos a la cabeza? De Valencia ya para qué hablar. Y de la travesía del desierto del PP en Cataluña todavía menos. Spoiler: comprar el relato del enemigo, reducirlo todo a una guerra entre territorios, es hambre para hoy y pan envenenado para mañana.
- Y así, parche tras parche, seguimos sin acometer el verdadero problema de fondo: la misión imposible de hacer una reforma sensata, lúcida y acorde al bien común (de todos) del sistema de financiación general. ¿Hace falta un nuevo don Pelayo, una segunda Reconquista? Luego nos extrañaremos de que ganen los de la motosierra, que ya hace tiempo que piden no café, sino un artículo 155 para todos. Ahí te quiero ver.
