
De toda tragedia se puede extraer una lección, una advertencia al menos, aunque solo sirva para evitar la próxima. Creo que ceder las competencias exclusivas del Estado en inmigración y fronteras a quienes lo quieren destruir, no es un jaque mate, solo la constatación de tres evidencias:
- Los nacionalistas catalanes no hacen prisioneros, quieren volver a dar el golpe institucional definitivo sin costo alguno. Esta vez expulsando a España a la chita callando de Cataluña, para después romper amarras con ella.
- Es el propio gobierno central quien está armando a su ejército cediendo, una a una, todas las estructuras de Estado necesarias para romper con España sin oposición. Esas estructuras de Estado que no tenían en 2017 se las está facilitando Pedro Sánchez ahora; cuando habían sido vencidos. Nunca nadie como él sirvió mejor al independentismo. Esta es la tragedia.
- Y tres, nada de lo cedido se hizo por necesidad ni por justicia, sólo para que un solo hombre conserve el poder. Y este es el esperpento.
Ya sé que acabo de exponer tres obviedades. Han costado años y advertencias, siempre desoídas, pero al fin los españoles se han caído de bruces del guindo: España está siendo desguazada a cámara lenta por un trumpista con estética de izquierdas y ademanes de tirano. A precio de saldo. Como se acaba de caer del guindo la Unión Europea ante la traición del energúmeno que acaba de tomar por asalto el poder en la Casa Blanca.
Si en la UE han costado sólo 40 días para vernos desnudos, a los españoles nos ha costado 40 años darnos cuenta de que los nacionalistas quieren las competencias en inmigración y fronteras para formatear la cultura y la lengua de quienes "vienen de fuera" para crear un ejército demográfico nacional/catalanista que ahora no tienen, y convertir en "extranjeros en su país" a los propios ciudadanos catalanes no adictos al régimen nacionalista. A no ser que se conviertan a la etnia verdadera.
Dejen de enredarse en el laberinto de trileros con que juegan sus cartas unos y otros; su objetivo es viejo y nada sofisticado: quieren una nación con una sola lengua, una nacionalidad y una única cultura, la del catalanismo. Puro racismo cultural. Los pulsos políticos, parlamentarios, sólo son artimañas para vivir de ellas en espera de ser dueños de iure de lo que ya son de facto. No es Silvia Orriols, es Puigdemont, es ERC, son todos, empezando por Pujol, y cuantos viven del cuento camuflados en papeles distintos con fines idénticos: el supremacismo. Y vivir de él. Como han hecho siempre.
No se enreden en eso de quién es el más ultra, en intentar justificar sus vergonzosas alianzas alegando que no es lo mismo que Puigdemont disponga de las cesiones en emigración, a que sea el PSC, ERC o los comunistas de Podem. El culturgen nacionalista los delata. Llevan 40 años haciendo lo mismo que Silvia Orriols con distintos camuflajes, pero todos apretaditos en el mismo "Editorial conjunto" cuando peligra la propiedad de la Masía. En Cataluña los llevamos sufriendo cuarenta años.
No se dejen enredar, lo que ahora acaban de conseguir de Sánchez ya lo intentaron en 2008 con el "Pacte per la inmigració" en el Parlament de Catalunya las mismas fuerzas que ahora se regodean con él. Formé parte de esa comisión parlamentaria como diputado de C's y dejé advertido en sede parlamentaria y en la prensa sus objetivos. Para quienes crean que Rufián y sus padrinos de ERC gestionarían las cesiones en inmigración o fronteras de forma más humanitaria o con mayor fidelidad al Estado, que reparen en lo que ya entonces declarase el dirigente de ERC, Carod Rovira, por entonces vicepresidente de la Generalitat:
La inmigración, más que un problema puede ser una oportunidad: la nuestra. (...) Si los nuevos catalanes no se integran a la nación catalana, cívica y plural, lo harán a otra nación, con otro modelo de convivencia que, hasta ahora, nunca ha sido ni cívico ni plural. Si la nueva inmigración está con nosotros, el futuro será nuestro. Si no es así, no habrá para nosotros un futuro como pueblo (C. Rovira, 27/04/2005. L'Audotori de Barcelona).
No fue Puigdemont, a la postre diputado de CiU, sino el tripartito de izquierdas presidido por Montilla quien impulsó y aprobó el "Pacto nacional por la inmigración" de 2008. Y se aprobó. Sin efectos reales. Ahora Pedro Sánchez los hará realidad si pasa el trámite parlamentario. A ver qué hará el "plurinacionalismo cosmopolita" de Podemos. Teman lo peor.
Y un detalle que puede pasar desapercibido u ocultado a propósito: Los nacionalistas no quieren las competencias para echar a los inmigrantes magrebíes, pakistaníes, chinos, o africanos en general, como se podría colegir de los rebuznos de Silvia Orriols con el islamismo. Necesitan mano de obra sumisa. Sólo pretenden domesticarlos. Algo que no podrán hacer fácilmente con los hispanoamericanos a los que no quieren ver ni en pintura porque ya vienen con esa maldita lengua española y cultura hispana. Con las que tanto se lucraron en Cuba como negreros en siglos pasados, y sin embargo detestan ahora.
No, no quieren expulsar a los inmigrantes en general, muy al contrario, pretenden amaestrarlos, formatear su mirada étnica para marcarles el alma a fuego como los ganaderos a sus reses, y adueñarse de ellas a través de su delirio étnico lingüístico, previo a la consecución de una nación étnica propia. Utilizarlos como carne de cañón para aumentar una demografía hoy insuficiente para lograr sus sueños nacionales, y desechar a aquellos que no entren por el aro. Con las competencias en extranjería pueden y lo harán. De hecho lo llevan haciendo 40 años de tapadillo mediante estrategias victimistas e ilegales. Saben muy bien que no hay nacionalista más fanático que el converso. Y si no pregúntenselo a cientos de miles de andaluces, extremeños, murcianos, gallegos, aragoneses, castellanos… llegados a Cataluña en busca de porvenir y han acabado sirviendo de palanganeros al nacionalismo. El PSC gestiona el granero mayor.
CODA: Pedro Sánchez no está normalizando Cataluña, sólo está normalizando el próximo proces. Para los que lo ignoran o se dejan engatusar, Salvador Illa y el PSC no cortarán esa deriva, sólo vivirán de gestionarla. Mientras, se dejarán mecer como hojas muertas en ese líquido amniótico infecto hasta fundirse con él. Como han hecho siempre.