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Mazón y la superioridad moral de la derecha

La derecha no tiene que ser igual que la izquierda, tiene que ser mejor, en todos los sentidos y, muy especialmente, en el ético.

La derecha no tiene que ser igual que la izquierda, tiene que ser mejor, en todos los sentidos y, muy especialmente, en el ético.
Europa Press

Una de las cosas que me revienta de cierta derecha, sobre todo cuando se expresa en las redes sociales o en determinados ámbitos mediáticos, es su forma de imitar lo peor de la izquierda, que a día de hoy es casi todo, por cierto.

"Es que la izquierda lo hace así", "es que a la izquierda se lo perdonan", o incluso más aún: "Es que tenemos que hacer lo que hacen ellos porque si no, no podemos combatirles".

Pues no, si la derecha existe no es para llevar traje y corbata o pulseras con la bandera de España, además de las evidentes diferencias ideológicas, si hace falta algo que no sea la izquierda es, precisamente, para no ser igual que la izquierda; es, precisamente, para ser mejor. Por dos razones: porque debe haber una parte ética insoslayable y, más prosaica, porque por alguna extraña razón a la derecha se le da fatal ser mala… excepto para autolesionarse, claro.

En resumen: la derecha no tiene que ser igual que la izquierda, tiene que ser mejor, en todos los sentidos y, muy especialmente, en el ético.

Algunos ya habrán imaginado que les hablo de todo esto a cuento de Carlos Mazón, el todavía presidente de la Comunidad Valenciana, que se ha atrincherado en el cargo incluso después del demoledor auto judicial de hace unos días, que sí, que probablemente es obra de una juez que se muere de ganas de cazar populares, pero qué culpa tiene ella si se lo ponen completamente a huevo, con perdón.

Soy perfectamente consciente de que ni Pedro Sánchez –es que casi me da la risa de pensarlo–, ni Teresa Ribera, ni nadie en la Confederación Hidrográfica del Júcar o cualquier otro cargo del PSOE van a dimitir por la DANA, teniendo unas culpas iguales si no mayores que las de Mazón, pero es que esa no es la medida moral que a mí me importa: yo quiero que, como les comentaba, la derecha esté a otro nivel.

Y ese es un nivel en el que Mazón ya no está. Ha dejado de alcanzarlo por el desastre del 29, sí, pero sobre todo por las mentiras de después, por no haber asumido ninguna responsabilidad real y también porque la recuperación no está siendo la que debía ser, la que los valencianos se merecen.

El problema, tanto para Mazón como sobre todo para Feijóo, es que sus votantes y los medios más o menos afines no son tan borregos como los de la izquierda, no hay un equipo de opinión sincronizada con Génova o, si lo hay, es infinitamente menos numeroso que el conectado con Moncloa. Tan es así que de una forma más o menos explícita los cuatro principales medios no de izquierdas –El Mundo, ABC, La Razón y, por supuesto, el Grupo Libertad Digital– están pidiendo la cabeza del todavía presidente valenciano.

Mazón no podrá resistir porque no tiene nada que le dé la fuerza necesaria, ni siquiera la razón de su parte. En esas condiciones lo que debería hacer es dejar de hacer daño a su partido y ceder el paso a alguien con más capacidad y, me temo, con menos hipotecas. Y cuanto más tarde, peor.

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