
Manolo y Pepe fueron recibidos como héroes cuando una institución del Estado que no debería deshacer Justicia les borró los delitos cometidos y ordenó juzgar de nuevo el caso a la medida de los reos. Por competencia desleal de la propia realidad, hoy Orwell escribiría sobre astrología y firmaría con seudónimo.
Más grave aún que cometer un delito es borrarlo o perdonarlo sin permiso de los estafados, robados u ofendidos —de las víctimas— y sin tener potestad para entrar a juzgar hechos que no estén relacionados con el respeto a la Constitución. Es lo que hizo el Tribunal Constitucional de Cándido Conde Pumpido cuando anuló la condena a seis años de prisión y 15 de inhabilitación por malversación y prevaricación impuesta a José Antonio Griñán y rebajó la de Manuel Chaves, ambas por el caso de los ERE.
Después ordenó a la Audiencia Provincial de Sevilla dictar otra sentencia acorde a la nueva realidad establecida. Todo ello por siete votos a cuatro, los del bloque izquierdista contra los del bloque conservador del órgano que debería velar por el cumplimiento de la Carta Magna. En resumen, una cúpula política metida de lleno a cúpula judicial. Un escándalo mayúsculo e inédito como todos los que adornan el régimen excepcional de Pedro.
La buena noticia es que parece que la Audiencia Provincial de Sevilla no quiere pasar por el aro incendiado de la prevaricación y se ha propuesto plantar cara y que se sepa todo en Europa, la que aparta su casta mirada cuando huele a vergüenza.
Pues sí, que sepa todo el mundo que la institución que debería ser una Sala específica del Tribunal Supremo se permite dar capones al propio Supremo como si ella fuera la última instancia judicial. Y que se vea claramente que con una mayoría progubernamental, esa instancia que se erige en tribunal no se dedica a guardar la Constitución sino a retorcerla a su favor, el favor del Gobierno del Pedro Sánchez. Mal mecanismo para preservar una supuesta democracia.
El TSJA, la Audiencia sevillana y el CGPJ lo han visto claro: si quieren nueva sentencia, un traje a medida, que se pronuncie primero la Justicia europea porque hay sobradas razones para denunciar una intromisión del Constitucional, claramente incompatible con el Derecho. Una prevaricación de dimensiones hasta ahora desconocidas.
Algunos medios, los afines al Gobierno, han calificado la decisión de la Audiencia de Sevilla de "rebelión" contra el Constitucional cuando es exactamente al contrario, y mucho más grave: el Constitucional se rebela contra la Ley.
60 millones al año durante una década
Manolo y Pepe, o los cuarenta años del régimen socialista andaluz, han hecho daño a mucha gente. Su efecto se ha notado en familias enteras, en sus provincias, en toda Andalucía y en toda España. Si a veces campa por ahí una injustificada mala fama del andaluz vago es gracias a Manolo y Pepe, Manuel Chaves y José Antonio Griñán —y su extensa troupe hecha de clanes—, que inventaron el negocio de comprar votos con subvenciones creadas sobre necesidades inexistentes. La red que se tejió en tantos años fue bautizada por Pedro de Tena como "la Tela de araña andaluza" y es esa complejidad la que ha disipado el interés ciudadano o la indignación general. Eso y el tiempo que ha estado fermentando voluntades. Pero la simplificación facilita el entendimiento en estos casos: robaron mucho y permitieron a muchos robar. El silencio cómplice que blindaba las apariencias saltó por los aires en los puticlubs y en los asaderos de vacas que usaban billetes como combustible.
Más de 9.000 empresas de Andalucía presentaron expedientes de regulación de empleo reales entre 2000 y 2010. Ninguna fue atendida. La pasta de todos estaba reservada para 77 empresas elegidas que pertenecían a la tela de araña del Régimen. 680 millones de euros de dinero público, más de 60 millones al año desviados durante una década a lo que hoy llamarían un clúster, pero de corrupción en estado puro. Y por el camino, se abrieron las grietas que delataron a la mafia: putas, drogas, fiestas…
Por eso el primer acto electoral de Juanma Moreno Bonilla fue en las puertas del puticlub Don Angelo, que eran las puertas del Régimen, agonizante ya entre barras y rayas. Les han echado las urnas, pero la juerga hay que pagarla.
El túnel de lavado
Muchos salientes del Régimen andaluz acabaron en La Moncloa, que es donde mejor se podían reproducir algunas bacterias políticas. Es el caso de la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Filtraciones, María Jesús Montero. ¿Su extracción? Purasangre:
Que me relacionen con Manolo Chaves, con Pepe Griñán o con otro tipo de compañeros, para mí es un orgullo, porque han sido personas que han modernizado Andalucía, que han permitido que en Andalucía, que partíamos de una situación de muy atrás respecto al resto de territorios de España, durante 35 años de gobierno socialista consiguiéramos revertir la situación de nuestra tierra.
No es que sea un orgullo, es que formó parte de sus gobiernos como consejera bajo el mando directo de José Antonio Griñán —condenado por malversación y prevaricación— y de también Manuel Chaves —condenado por prevaricación— y sabía perfectamente qué tipo de habas se cocían en aquellas perolas. De hecho, por negar el delito se opuso también a su reparación, es decir, a que se devolviera el dinero.
Pero para la ministra que conoce las noticias antes de que las publique la prensa, lo de los ERE no fue más que otro bulo de la máquina del fango:
Todo esto fue un invento, un intento por parte del PP de desbancar por la vía no democrática a los gobiernos socialistas que en esos momentos regían en Andalucía.
"Por la vía no democrática", o sea, de forma ilegal. La acusación es de querella o de exigencia pública de rectificación, cosa que que nunca pedirá el PP, pero la expresión de la vicepresidenta viene al pelo para definir la maniobra del Tribunal de Cándido.
Elías Bendodo, vicesecretario de Política autonómica y municipal del PP, lo ha comparado con un "túnel de lavado" de coches. Entra echo unos zorros un partido político podrido de corrupción y salen Manolo y Pepe vestidos de Primera Comunión. Pero donde acierta de veras Bendodo es al extender ese túnel de lavado a toda la acción de Gobierno de Sánchez-Pumpido y, sobre todo, al golpe de Estado de Cataluña. Eso es lo que debe estudiar a fondo la Justicia europea.
Porque de Sevilla y los ERE podemos saltar a Barcelona y a la amnistía que sostiene a Sánchez en el poder, sin "el concurso del Poder Legislativo" y ahora ya hasta sin necesidad de Presupuestos. En común, el visado criminal de un Tribunal Constitucional que nunca fue lo primero y es enemigo declarado de lo segundo.
Queda soñar con que el destino nos sea más próspero que a Pepe y a Manolo.





