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Pedro Gil Ruiz

Las huelgas de basura, declaradas Bien de Interés Cultural

En la Comunidad no eres un municipio importante si no has tenido a los basureros en pie de guerra

Bolsas de basura acumuladas en la Puerta del Sol, en Madrid. | Europa Press

Terminó la huelga de los basureros en Madrid. Una buena noticia porque, según he podido saber, el acuerdo estuvo a punto de irse al traste cuando, aprovechando el cansancio de los representantes de la patronal, a altas horas de la madrugada e intempestivamente, los sindicatos pusieron encima de la mesa una nueva y radical reivindicación. La propuesta desconcertó a empresas y munícipes, que temieron estar ante otra maniobra dilatoria (como la votación a mano alzada del primer acuerdo). Pero no, iban en serio. Para sorpresa de propios y extraños, en un gesto de orgullo como colectivo laboral, explicaron que frente a un sindicalismo de moqueta y subvención, ellos eran los últimos mohicanos. Depositarios de una herencia de luchas obreras, ansiaban pasar a formar parte del patrimonio inmaterial de la capital antes de desaparecer, engullidos por la inteligencia artificial y la tecnología del internet de las cosas aplicada a los procesos de gestión de residuos.

Al concejal Borja Carabante (delegado del Área de Gobierno de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento), que respiraba confiado viendo alejarse la posibilidad de batir el récord de Ana Botella (13 días de huelga), la noticia le dejó turulato. Llamó a Almeida (en ese momento el Madrid perdía 1-0 y seguro que estaba de buen humor): "Alcalde, perdone. Ha sucedido algo…" No había tiempo que perder. Contactaron con los responsables de Patrimonio de la Comunidad de Madrid y entre todos idearon una propuesta: declararían Bien de Interés Cultural, en la categoría de Suceso Habitual, a las huelgas de basureros. La única condición es que no apareciese en el acuerdo. Los sindicatos aceptaron. Por fin, tras años de luchas, veían recompensando el esfuerzo de tantos compañeros.

Porque, ya me dirán ustedes si no es un justo reconocimiento a la constancia. Desde el 7 de mayo de 2002, fecha en la que CCOO, UGT y CGT convocaron el primer paro en el servicio de recogida de basuras en la capital, en el cuartillo que va de siglo se han registrado 20 convocatorias de huelga indefinida. En la capital, en el Metro, en el aeropuerto de Barajas. Los de limpieza viaria, los basureros, los de la recogida selectiva de residuos (pilas, botellas, cartones...), el sector de la limpieza de edificios y locales de la Comunidad de Madrid… A Ana Botella le organizaron una huelga del 5 al 17 de noviembre de 2013. Madrid apestaba cuando la alcaldesa ordenó a la empresa pública TRAGSA intervenir. En la Comunidad no eres un municipio importante si no has tenido a los basureros en pie de guerra: ¡huelga, huelga, huelga! Móstoles, Alcorcón, San Sebastián de los Reyes, Pinto…

No descarten que tras su reconocimiento como BIC se programen recorridos turísticos y se organicen performances para experimentar las sensaciones de una huelga al modo de los basureros. Se podrán volcar y quemar contenedores, esparcir desperdicios y, si fuese necesario, inmovilizar los camiones (hay un sistema muy eficaz e indoloro que consiste en arrojar bolsas de pintura a los cristales). Formar parte de un piquete "informativo" y como extra y solo para personas muy motivadas, se organizarían recibimientos de los represaliados por la patronal durante el conflicto al grito de ¡Viva la lucha de la clase obrera! La emoción está garantizada. Porque en estas huelgas la impunidad del piquete o del que incumple los servicios mínimos no es negociable. Te pueden sancionar, despedir… Da lo mismo, no hay acuerdo sin retirar el castigo.

Haría bien el concejal Borja Carabante en aprender la lección y no mostrarse tan confiado. Esos sindicalistas que tuvo enfrente estaban muy toreados. Si se firma un acuerdo y se hacen los longuis, fiándolo a la "asamblea soberana", desconfíe. Satisfecho por su intermediación, le dijo al alcalde y a la prensa que estaba resuelto, momento en el que los huelguistas le mojaron la oreja. Es guerra psicológica. Respóndales usted con la misma moneda: guerra psicológica. Lleve al comité de huelga a Bergen (Noruega, 300.000 habitantes). Allí no hay camiones de la basura. Hay buzones inteligentes donde se depositan los residuos. Bajo el suelo de la ciudad, un entramado de 7.500 metros de tuberías que van a parar a tres puntos centrales donde la basura se gestiona y recicla. Enséñeles, seguro que los conocen, los camiones autónomos de recogida de residuos.

El de basurero es un oficio a extinguir. El de concejal todavía no. Para la próxima huelga, posiblemente antes de las elecciones municipales, adviértales de que no va a tolerar que los madrileños se conviertan en sus rehenes y se chantajee con ellos al Ayuntamiento. Intervenga antes, responda a la demagogia del Partido Socialista y evite que Madrid atufe a podrido.

Y un último apunte, mientras dure la batería del portátil, a las pocas semanas de terminar la huelga de basuras de noviembre de 2013, los trabajadores encargados del mantenimiento de los semáforos de la capital anunciaron un paro indefinido. Casualidad, hoy estaba convocado otro, pero como se ha ido la luz en toda España se lo han chafado.

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