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La opa al Sabadell y el circo Price

Una teórica izquierda seria y responsable está abriendo la caja de Pandora para que otros demagogos que lleguen detrás conviertan en un número de circo hasta la fórmula del interés compuesto.

Una teórica izquierda seria y responsable está abriendo la caja de Pandora para que otros demagogos que lleguen detrás conviertan en un número de circo hasta la fórmula del interés compuesto.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con el presidente del BBVA, Carlos Torres. | EFE

Seguro que me quedaré muy corto si ahora escribo que el 90% de la población española es técnicamente analfabeta en materia de economía financiera. Con plena seguridad, el porcentaje real debe de ser todavía más alto. El español medio, categoría en la que a esos efectos se puede incluir también al grueso de los titulados universitarios, lo ignora absolutamente todo sobre la materia. De ahí, por ejemplo, que la inmensa mayoría ande convencida a estas alturas de que la Bolsa de valores constituye un casino. La razón de que el país entero coloque sus ahorros de toda la vida en ladrillos, ladrillos y más ladrillos no es otra que su triste ignorancia sobre cualquier clase de inversión alternativa.

Un español culto tiene dificultades serias para, sin ir más lejos, entender qué significa el dividendo de una acción. Y por supuesto, no ha oído hablar en su vida de conceptos tan esotéricos a su entender como el PER o el flujo de caja libre. No digamos ya lo que puede pasar por su imaginación si se le mentan las eventuales sinergias de una fusión, las economías de escala derivadas de un aumento de tamaño empresarial o, en fin, el carácter nocivo de los oligopolios bancarios. Aunque no son tan ignorantes por su culpa. Resultan tan desconocedores de esa cuestión porque nunca ha existido interés por parte de nadie en que la gente de este país dejase de ser financieramente analfabeta.

De ahí que constituya un sarcasmo esa especie de referéndum ful que el presidente Sánchez se acaba de inventar para legitimar su rechazo a la fusión por absorción entre el BBVA, entidad supuestamente vasca cuyo principal accionista es Blackrock, y el Sabadell, banco supuestamente catalán cuyo principal accionista también es Blackrock. Esa opa empezó como un drama y va a terminar como una charlotada; una insólita charlotada populista mediante la cual una teórica izquierda seria y responsable está abriendo la caja de Pandora para que otros demagogos que lleguen detrás conviertan en un número de circo hasta la fórmula del interés compuesto.

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