
Por segunda vez en los últimos cinco años, la coalición de sectarios e incompetentes que desgobierna España ha impuesto su ideología malsana a las recomendaciones de profesionales y empresas. El 6 de marzo de 2020 entrevistaban en El Socialista a una afectada Carmen Calvo —vicepresidenta primera—, que advertía de la obligación de acudir a una de las muchas manifestaciones: "le diría que le va la vida en ello y que tiene que formar parte de esto". El coro lo ponía Broncano con su "coronavirus, oeee". Suspenderlas era claudicar ante la derecha. Unos alucinados antepusieron fanatismo a la prudencia del buen gobierno. Todo cambió a los dos días. El 10 de marzo el presidente comparece: "Estamos ante una emergencia sanitaria. Vamos a tener semanas difíciles, duras, pero que vamos a superar". Comenzaba el delirio sanchista.
Según los datos de Sanidad el 6 de marzo de 2020 se habían registrado 5 fallecidos; el día 19 eran 767 y el mes terminó con 7.774. La negligencia del Gobierno contribuyó —según datos de Eurostat— a que España registrase entre marzo y junio de ese año 48.000 muertes más que la media en ese periodo de los cuatro años anteriores. Fuimos el país de la Unión Europea con un mayor exceso de mortalidad en la primera ola de la pandemia.
El pasado 7 de mayo, el presidente Sánchez compareció en el Congreso para informar del estado de la investigación del apagón total que, nueve días antes, sufrió la península. Su única certeza era que la causa no era un desequilibrio de la red, consecuencia del exceso de energía renovable. Admitir esa posibilidad era darle la razón a la derecha. Vergüenza ajena daba oírle jactarse de lo beneficiosas que son estas situaciones para nuestro país. "En cada crisis, señorías, en cada crisis… ya llevamos unas cuantas, hay un aprendizaje valioso y nosotros debemos aprovechar el que… se pueda materializar en políticas concretas para el bienestar y la seguridad de nuestros conciudadanos".
"Un aprendizaje valioso". Veamos qué hemos aprendido de la crisis del COVID-19. El 18 de marzo de 2020, ante un Congreso de los Diputados casi vacío, el presidente anunció la creación de "una comisión de estudio de evaluación que analice con rigor la situación de la sanidad pública y haga un libro blanco con el fin de hacer los ajustes necesarios". Los expertos encargados solo tardaron tres años en establecer sus conclusiones. Se publicaron el 30 de abril de 2023 con el título de La evaluación del desempeño del Sistema Nacional de Salud frente al Covid-19.
Una de sus principales recomendaciones era la de aprobar un plan nacional de respuesta ante emergencias sanitarias. Nada se ha hecho hasta la fecha. El presidente ha estado muy entretenido cambiando al titular de Sanidad. Van seis ministros desde 2018. El pasado 17 de abril, el digital Gaceta Médica informaba que las grandes medidas contra pandemias verían la luz este año "si nada se tuerce" o si la ministra Mónica García no se va antes a la Organización Mundial de la Salud (esto lo digo yo). Añadía la Gaceta Médica que la eficacia del plan nacional de preparación y respuesta -que se encuentra en fase de borrador- dependerá de su capacidad para integrar y coordinar a todas las comunidades autónomas. ¿Integrar y coordinar a Puigdemont, al PSC y al PNV? Mejor que no pierdan el tiempo. Ese "aprendizaje valioso" del presidente Sánchez es palabrería. La misma que ahora repite tras el gran apagón.
En la tercera edición del Foro Wake up, Spain! —marzo de 2023— el presidente de Repsol, Josu Jon Imaz, reclamaba no prejuzgar las tecnologías desde la política. "Hay que ser neutros tecnológicamente". Imaz ponía como ejemplo la prohibición de explorar y producir gas natural: "¿No les parece un magnífico ejercicio de hipocresía? Traemos el gas natural de Estados Unidos, donde se emite el mismo metano y el mismo CO2. Se emite CO2 en el transporte a España y aquí quemamos el gas, emitiendo más CO2". En la Ley de Cambio Climático del año 2021 se prohíbe producir gas. Igual que con la extracción de uranio, vetada en la misma Ley tras una enmienda de Podemos y el PSOE. Nuestro país cuenta con la segunda reserva más importante de la Unión Europea —34.000 toneladas, según el informe Uranium2024 de la Agencia Internacional de la Energía Atómica—. El presidente afirma que no tenemos uranio. Es enfermizamente mentiroso.
El Gobierno sabotea a España. Impide que se exploten sus riquezas naturales y engaña a los ciudadanos para justificar decisiones sin fundamento técnico. También en esto busca la división social. Si consideras que la nuclear debe continuar en el mix energético, eres muy de derechas, negacionista y estás a sueldo de la oligarquía (esto, unos pocos). Cuando Sánchez se felicita porque se recuperó rápidamente el suministro —hasta las 4 de la madrugada no se restableció en su totalidad, según la Red Europea de Gestores de Redes de Transporte de Electricidad (Entso-E)— y agradece a Francia y Marruecos su apoyo, olvida decir que fue posible gracias a tres centrales nucleares francesas. La tesis generalizada, escribe Mariano Guindal en La Vanguardia, es que Red Eléctrica aprovechó que el lunes 28 era semifestivo para diseñar un mix energético del 70% de fotovoltaica y eólica y muy poca potencia firme (nucleares, hidráulica y gas). "El experimento y la osadía les estalló en las manos", afirma Guindal, que va directo a arder en la fachosfera.
Hace unos días, en una tertulia radiofónica, el director de ABC Sevilla recordaba a Agustín El Melu. Resulta que Trasmediterránea hacía su viaje de Cádiz a Génova cuando el electricista del barco enfermó. Un conocido le propuso a El Melu —que estaba más tieso que una mojama— enrolarse, porque en el barco nunca pasaba nada. Lo que no había ocurrido nunca, sucedió y así lo cuenta Luis Suarez Ávila en FE DEBIDA: "Se fue toda la luz. Y El Melu solamente decía que podían ser los plomos. Al cabo de una hora, con el barco sin electricidad en medio del mar, el capitán le pregunta: ‘Melu, ¿dónde está la avería?’. Y él, con gran aplomo contestó: ‘Mi capitán, esto no es del barco, esto es de la Sevillana’ (hoy ENDESA)". Pues eso: los plomos o Sevillana. Ya nos sacará Sánchez de dudas… y saldremos más fuertes.
